lunes, septiembre 26, 2011

¡Pero no me incomoden!

Quiero ver mi sangre correr a raudales, quiero sentirla lloviendo a torrentes sobre mí. Quiero desgarrar todo mi cuerpo para que puedas usar mi piel como abrigo. 
Volvió a mí la monotonía de la melodía atónita y consigo trajo un ramo de rosas adornadas con un poco de nostalgia. Admiré de nuevo todo ese amar infinito, que ahora se ha vuelto otro cero a la izquierda como todos los que llenan tu lista de conquistas marinas y tus nuevos territorios por descubrir.

Aún recuerdo cuando grité al viento que ya era tiempo de moverse al ritmo de la luna. Que era el momento perfecto para largarse sin mirar atrás. Sólo con tu mirada y tu piel lisonjeada por el latir que hay mí teníamos suficiente. Cuando cada parte que me habrías hecho deducir y prometer ya no eran necesarias. Tan simple como eso.

Y si aún no has dejado atrás aquellas noches en las que cantar con tanto albedrío pudo ser perfecto, entonces estaré aquí sentado, frente al ocaso de alfabetos que puedo contemplar día con día. Estaré esperando hasta el fin de los tiempos.

Y, ¿Qué se supone que debo hacer cuando las memorias olvidadas regresan a mí y sólo me traen un poco de nostalgia?, tú dime ¡cómo lo lograste! Te lo imploro porque ya no puedo más.Conciencia mía, a ti es a quien vengo a monserguear esta noche insólita. Paciencia mía, a ti vengo a pedirte que regreses y que no te alejes nunca más, que los dos tomados de la muñeca lograremos lo que la sociedad jamás ha conciliado con cien años de guerra. Que las esposas nos sujetarán con mayor fuerza en la siguiente actuación.

Vamos nena, duerme conmigo y dejaré escapar todos mis especímenes una vez más. Podrás contemplar todas las constelaciones desde mi espalda, y entonces ya nada será necesario.
Sólo quiero ver mi sangre como solía correr en mis viejas andadas.

miércoles, septiembre 07, 2011

ZOO

Dispararé una bala, sé que dará justo entre mis cejas. Volaré cada parte con un sólo disparo y entonces nada más será necesario. Nadie más lo sabrá. Volverá todo marchitar violáceo que ilumina una vida y el mundo entero seguirá girando. Contemplaré la ciudad perdida a través de mi ventana por última ocasión porque ya es hora de volver a la realidad. No más lucidez imprescindible y entonces, nuevamente nada será necesario.

Bastará con el galopar acobardado del potro que he tenido enlazado por un buen tiempo. Se volverá completamente asfixiante. Y redundantemente nada será necesario. El último relinchar y entonces podré cabalgar hacia el firmamento. Arrastraré mi índice sobre las estrellas opacas y volveré a probar la vida que se lleva sin un poco de calidez. De nuevo me hallo perdido en un océano fugaz creado por mi reflejo al escribir todo el libelo que se ha arrastrado tras estás últimas líneas.

Y pronto encontraré ese bote salvavidas que siempre va rumbo al norte. Rumbo a la esperanza suicida que se contempla mejor en invierno. No más nimiedades absurdas. No más disparates obstinados al aire. Y mucho menos, ni una sola lágrima dejaré caer. ¿Por qué?, ¿Por qué no volver a reanudar la jornada y el viaje presuntuoso?

Sacaré la cabeza por la ventana una vez más. Refrescaré mis memorias con esa fría brisa que inunda mi habitación y voltearé de cabeza a aquello que no esté de acuerdo. Las babosas que resbalan por la pared tendrán alas y comprenderán la dicha que es tener la belleza interior reflejada en un par de esperanzas aladas. Contemplaré mi reloj y entonces, después de toda la vieja rutina rota por un par de malas palabras alardeadas saldré de esta cruda realidad.

Volveré como he sido desde un principio. Emanaré tal riqueza que tendré tantos reyes como lunares en la espalda porque por fin habré llegado al origen del círculo de la vida. Al círculo donde descansa y se posa admirable el mal de males. En su presencia daré un gran escupitajo y recitaré los versos más sublimes que he ido encontrando a lo largo de mi vida, que la otra mitad aún no ha llegado. 

Me adentraré en el obscuro bosque y saldré victorioso. Compresible de mí mismo porque es hora de liberar todos mis experimentos y dejarlos echar a andar su maquinaria. La noche lo precisa, tú lo precisas, la vida misma lo requiere. Y entonces después de tanto retinar en mi pupila todas esas vagas evidencias del vivir explayado de sus seres habré aprendido a lidiar con todo aquello que no está a mi disposición como has de creer pertinente.

Dos, tres, cuatro... Dime qué hora es.

martes, septiembre 06, 2011

El Puente

Me encontré yo a mitad de mi vida. Recuerdo haber ido de vuelta a casa como solía hacer cada media luna eterna, cruzando calles y avenidas y una y un sinfin de veces. Estaba yo ahí, frente aquél puente, aquel que era mi último nexo con la humanidad. Mi lazo al mundo. Corría hacia la orilla de este un misterioso resplandor, un vívido rayo de luz al filo de una noche descabellada.

 Caminé de nuevo hacia el puente. Mientras me acercaba cada vez un poco más a ese destellante brillo, sentí que las hormonas de mi ser, alebrestadas por la ocasión, se disparaban a torrentes por mi cuerpo entero. Rodeaban cada parte de mí y me hacían ir más aprisa hacia la orilla de esa esperanza viva que podía apreciar al final del largo pasillo de la vida.

 Una vez más pude sentir el verdadero existir sobre mí, invadiéndome. Regocijando cada parte que tocaba. Por fin pude percibir la inmortalidad como la hube vivido a lo largo del lago de mis sueños. Logré lisonjear tu sentir explayado bajo mi manto una vez más. 

 Cuando estuve en lo más alto de tu montaña, regresó a mí todo ese malvivir incomprendido que he acarreado toda mi vida. El hermoso rayo iridiscente se opacó una vez más.Y a lo lejos en el fango, escuhé un sonido alarmador. Era hora de tomar aquél tren subterraneo que me hará volver las veces que precise tu ser,mientras así lo sigas añorando.

 Mientras tanto volveré a mi mar mental y a mi deseo incomprensible de admirar todo ese gemir nocturno muchas veces más. Retornaré a todo ese halagar innecesario de mentes un poco más sensatas y esperaré por ver al menos una última vez la chispa que emana de tu ser, más viva de lo que mi magín me permite.
Adoro ser parte de la sombra del mundo.