viernes, noviembre 30, 2012

"El Adiós"

¿Cómo será la mejor forma para "El Adiós"? No sabría explicar la sensación que corre sobre mi piel erizando todos mis sentidos. No sabría cómo denotarlo todo con una sola sonrisa, ni tampoco sabría explicar cómo es que puedo mirar desde los codos. Con la mano sobre la cabeza suelo preguntarme cómo sería soñar que ya no tengo miedo. Sé que me lleno de pensamientos corrompidos por cada sonido atónito a los cuales estoy expuesto, y sin embargo, la única manera de llenar los espacios en blanco es con las viejas memorias de tu cuerpo flotando junto al mío.

¿Hablaré de más? No lo sé. Las palabras salen no sólo de mi boca, las llevé tanto tiempo en la sangre corriendo por todo mi ser. Es entonces que puedo cerrar los ojos para hundirme en todo lo que no puedo ver. Es el momento en el que puedo desaparecer con el tacto de tu ser en mis suspiros...

Encuéntrame del otro lado del mar. Me mirarás bajo la luz de otoño con el arribo sobre mis ojos. Estaré viendo la utopía que se difamó a lo largo de cada noche. Mientras, reanudemos el viaje hacia el norte. Donde el correr del tiempo es tan lento como el tránsito en mis venas. Manchando de rosa -con el corazón en las manos- el mundo entero. Navegando a la deriva con los cordones desamarrados. Con la camisa sin botones. Con la corbata sin anudar. Con los pantalones llenos de recuerdos... Entonces, te quedarás sin palabras una vez más.

jueves, noviembre 15, 2012

El girar inmaculado

"Con los ojos cerrados puedo mirar más de cerca"...
Si tú me preguntas cuál es el color que más veo, entonces responderé que sólo puedo observar el café que se contempla en tu mirar. Aquél que brilla en mis recuerdos vívidos. El mismo que me muestra el camino de regreso a casa y todas esas lágrimas que escurren dentro. Y de pronto, me doy cuenta que el girar de la vida suele apaciguarse cuando el momento lo precisa. Justamente en ese momento en el que el tiempo pareciera no transcurrir, puedo sentir el mundo cambiar de dirección sobre mi espalda.

Vivo con los ojos cerrados, imaginando todo aquello que fue "nuestro" en otra vida. Todo lo que llegamos a poseer. Y viviré toda la vida en un parpadear, sin baldes de agua fría sobre nuestros pensamientos e ideas. Ya sabes como es la realidad al despertar. Hablaremos de propósitos y sonrisas sin dolor. Honestas. Y con el corazón henchido, de nuevo, me pregunto si habrá cambiado tu caminar rutinario -al menos sólo por hoy-. ¿Dónde será el punto en el cual tus pensamientos convergen? Podrían culminar en uno solo, aquél que predomina el trópico de mi mente. Sólo así sería que todo ese escurrir interior se reflejaría en el exterior. Y cada gota que podría escurrir delante mío, llevaría consigo el brillo iridiscente de Saturno. Aquél que el viajero celeste mira de regreso a casa. Muéstrame el sendero lágrimas que yo te mostraré el brillar del filo de mi piel.

Una vez más me encuentro envuelto en el dominio de tus pasiones. Si es posible desaparecer yo preferiría hacerlo al dormir. Preferiría hacerlo mientras dormito suspendido, mientras la atmósfera me consume lentamente, y si es posible dejaré mi rastro con cenizas. Cada una de ellas desvaneciéndose paulatinamente con el susurro del viento. Con el sonido del viento... Volveré a emerger con la vivaz y cándida idea de vibrar la tierra como nadie lo ha hecho. Empezaré justo donde me encuentro ahora. Con la marca de nacimiento dentro... Como dije alguna vez, siempre llevaré tu nombre en el corazón. Tatuado en el alma.

sábado, noviembre 03, 2012

El esqueleto sobre mí

Eres la llama que vive en mi corazón de acetileno. Lleva consigo el tatuaje de tus memorias corrompidas por la noche distorsionada. Recuerdos y memorias arraigadas a un solo suceso, aquél que trasciende y lo ha hecho desde el origen del tiempo. Desde el comienzo de nuestros días. Inimaginables destellos y centellas que pretenden confesarnos la vida discontinua en un soliloquio. Justo como la miel, ¿acaso no recuerdas?

Vivimos de las etiquetas estigmatizadas por la sociedad, y de todas esas consignas agravadas latentes en la misma. Somos parte del hatajo del mundo que prohíbe las verdaderas muestras de pasión, y que en cambio, sólo recurre a una sarta de irreverencias vacías. ¡Al carajo la vida morigerada! Hoy hablo de mostrarte cómo sería la realidad, TU REALIDAD, ya no vengo diciendo "Quizás en otra vida". No. Específicamente hoy quiero mostrarte el camino adulado con rosas a los costados. Enseñarte el carmesí de mis noches. La constelación que cargo siempre en la espalda. Sé que podrías adorar hasta la parte más mezquina.

Quizá si pudiésemos hablar sólo del clima... Entonces todo sería tan sencillo pero no, al menos no por estos días. Sé que tengo más de trescientos botes en la cabeza, todos rumbo al norte. Rumbo a la gracia divina. Vamos reverendas deidades, vengan a mí y atrévanse a retractar todo lo que ha proliferado dentro del libelo que escurre por mis venas. Hagan el gran acto de aparición y demuestren que en verdad es imposible sostener la dulzura de sus lágrimas en un pañuelo rosa. Sólo espero la gran señal. La que determinará el girar de las manecillas una vez más.


Y, mientras tanto, sigo contando el número de gotas que recorren el interior de mi cuerpo.  Todas aquellas que se retuercen esperando el día en que puedan salir, de nuevo. Esperando el momento preciso en el que tú y yo nos volvamos uno mismo delante del mar...