viernes, marzo 14, 2014

Puta vida

Me pregunta qué tanto se podría saber. No sólo son las buenas intenciones y la buena manera, ni tampoco se trata de hacerlo de mala gana. Llevo aún conmigo todos los recuerdos enclaustrados escurriendo de mis bolsillos. Concuerdo con cada sensación palpitante que estremece cada uno de mis sentidos arrastrándolo hasta ese jodido punto en el que uno se vuelve parte de la nada. Me pregunto siempre, nuevamente, qué tanto se podría saber.

Viene y va un sinfín de veces, lleno de mescolanza y demás demandas sociales que se embullen por el coleto como la carne empapada de sangre y agonía. Nuevamente ¡Al carajo la vida morigerada!¡Que se jodan todas y cada una de las lágrimas de una vida taciturna! No vengo como solía hacerlo en las tardes de invierno. Vengo flamante por dentro y fuera a la vez, con los síes arraigados a un no rotundo. Que se joda todo en su existencia por última vez, pero que se joda bien. Y si hablamos de la jodida vida, vaya que de eso se vive, a cada instante, con cada infinitésima parte de melancolía. Todo y todo y todo, siempre.

Abro los ojos y no precisamente al despertar como solía ser, no, los abro con esa vaga sensación de retardo que comienza a invadir todo mi cuerpo. Esa sensación de pequeño hormigueo que recorre todo mi pecho y hierve justo en el clímax de la situación. Tengo tan ávida vida, que podría llenar aquellas carcasas vacías, esas mismas que simulan un corazón. Tengo tanto carmesí aterciopelado que podría esclarecer al vidente más ciego del mundo entero. Tengo tanto corriendo y circulando, chapaleando en todo mi sistema. Arduo, ferviente.

Y todo lo anterior lo relaciono con cada paso estruendoso que repiquetea en mis sienes. No hay nada más en este preciso instante. No hay nada más. No importa como haya sido la manera o el trato que se le haya dado. Como dije, viene y van un sinfín de veces. Ahora mientras transpiro un poco de sangre desde la punta de mi cabeza hasta el filo de mi alma, me pregunto qué tanto podría saber... Un parpadeo sólo para recordarme qué es la jodida vida...