domingo, junio 28, 2015

Cinco

Quizá la peor parte de mi vida no está radicando donde creí alguna vez. He estado desenmarañando el universo entero (tal y como lo hice para ti un sinfín de veces) aún sin razón u objeción alguna con la ferviente idea de encontrar más de lo que pude vislumbrar, mas, ahora, estoy reprochando ante mí y mis malditas marcas el porqué de la situación adyacente. Ojalá tuviera el total de las clausulas que llegamos a estipular en un contrato inexistente pero no es así. No estoy lamentando algo de lo que pudo suceder en otra situación u otra vida porque sé que jamás estuviste vinculada a alguna de ellas. Fuiste y serás el capítulo imperecedero que está escrito con sangre y tinta a la vez. Y el problema precisamente está cargado sobre el enojo que provocó ver tus malditas indulgencias que jamás estuvieron presentes para mí. Sé que no tengo razón alguna para recriminar.

Y después de consagrar la rabia me he predispuesto a encontrar el origen de mi situación actual, siendo que me convertí en una especie de escalera eléctrica y sin barandales que impulsa a cualquier que quiera la verdadera plenitud, me he convertido en el estúpido amortiguador de la sociedad. Gracias a mí aprendieron a aprovechar y valorar aquello que tenían tirado bajo la cama. Me parece ridículo poseer semejante título ante cualquiera que desee declinarlo y a pesar de ello sea yo quien ha continuado más de seis días en el fondo del océano. Después de todo no somos nadie.

Dicen los presentes que nadie es mejor que nadie y justamente me llega un recuerdo en el que alguna vez establecí la afinidad y fascinación que tengo hacia el yo superlativo, donde la hegemonía de este esclarece y estipula a base de instintos y sentidos, por convicción. Estoy balanceándome a través del tiempo de aquí para allá sin mortificación o remordimiento alguno. He extenuado mi melancolía hasta el punto supremo en el cual no hay algo de ti y de mí o de nosotros, he alcanzado el límite de mis propias agonías donde por fin dejó de existir el plomo en la sangre y dado esto es entonces que me muevo con el viento sin razón e indiscreción.

Ahora me encuentro por encima de cualquiera que se atreva a escupir en mis zapatos. Alguna vez profanaron que la mejor manera de existir es mirando a las estrellas hacia abajo y, mientras más alto me encuentro, entonces todo se pierde en la infinidad. Soy insoportable porque así lo han precisado los demás. Soy todo lo que quieren que sea pero mejor de lo que esperarían, al grado en el que en vez de satisfacerlos los estoy jodiendo de lo lindo, ¡maldita aleluya! Soy el más amable y el más benevolente. Soy el más hijo de perra que pisó alguna vez la faz de la tierra. Soy aquí y allá. Soy tiempo y espacio. Soy sólo un hombre y soy parte de la sombra del mundo.

lunes, junio 15, 2015

Luces estroboscópicas

He estado resolviendo para mis adentros, sacando conjeturas y recapitulando cómo ha sido el capítulo intermedio, el interludio de mi vida. Aún no encuentro la razón de mi comprensión en la tuya y viceversa. No estoy creando una respuesta efímera y soez para declinar la mierda que está circulando por todos mis sistemas, estoy esclareciendo la perpetuidad de la imaginación irracional que está postrada dentro de ciertas personas. Empezando por la rara y mala sensación de los días que han sido abruptos, que han encabritado mis impulsos provocando en ellos el peor de los males y de los tiempos y de la eternidad y universo mismo. Por todas y cada una de las situaciones taimadas donde me he estado consumiendo con el paso del tiempo. Por la desesperación de intransigencia que está purgando mis pupilas mientras veo cómo te desapareces de manera lenta y paulatina. Por la estúpida respuesta que no pareciera aparecer en algún momento. Por todas y cada una de las canciones que me hacen voltear a ese recuerdo en el que te vislumbro sujetada a mí y mis sentidos y cada uno de mis instintos mientras la atmósfera nos envuelve con cierto brillo a pesar del reflejo de la Luna sobre la ventana.

Estoy respirando sin darme cuenta de ello, el estertor está corroyendo a los afables que compaginan las dimensiones en las cuales me encuentro inmerso, con estupor releo los antiguos escritos donde proclamé victoria y revolución mientras especulaba ante el porvenir, escritos donde quise crear lo más sublime y ecléctico mientras blasfemaba gritando y pidiendo explicaciones en vez de escupitajos de oro. Aún sé que al único a quien le debo algo es a Dios suponiendo que exista, pero sino es amor, no merece la pena. Desde el origen del tiempo, y mucho antes de mi propia existencia, estuve odiando y diciendo aberraciones con y sin fundamentos, desdeñando todo aún desde antes de nacer porque jamás pedí venir a este deplorable y jodido mundo, y por la misma razón es que exijo me dejen tranquilo, he sido lo que todos han querido que sea pero olvidaron lo más importante. Olvidaron que sólo soy hombre, que me gusta disfrutar mi sufrimiento y mi soledad sin la necesidad de sus necedades "No me incomoden".

Pensando y trayendo más cosas arcaicas a la realidad me encuentro. Desnudo y sin complacencias escurriendo por los codos o por cualquier otra articulación. Me encuentro desnudo porque no tengo necesidad de usar ropas elegantes ni zapatos rechinantes o alguna clase de adorno para lisonjear su visión mientras construyo máscaras sin razón alguna. Me encuentro desnudo delante de cualquiera que se atreva o sea capaz de destruir todo lo que estoy palpando por mis sentidos. Desnudo he dicho y así me quedaré, porque le he dado la importancia de un ardite a todo aquello que pueda provenir de sus hoscos vocabularios, de sus orondas enseñanzas cuando son bazofia entera. La verdadera y única proeza que nadie de ellos/ustedes se atreve a sujetar entre brazos y amamantar hasta verla hecha más que una calumnia es que el propósito de la vida no se rige a base de tiempo o espacio ni de nada más. Simple y sencillamente se trata de buscar la glorificación por un verdadero descanso tres pies bajo tierra, todo lo demás es una vil porquería.

viernes, junio 05, 2015

2 am // Time Stops


No hay rastro alguno de sentimientos perpetuos, estoy aquí y ahora con la maldita marca de nacimiento latiendo en mis entrañas, en mis impulsos, en mis latidos.

Comienzo donde no hay origen ni tiempo, tengo la razón de mi comprensión y estoy solo, ofrezco mi última caricia, mi último consuelo.
Mantengo el recuerdo de tu cuerpo junto al mío, pero sólo se queda en cenizas.No más vueltas inesperadas, no más.
Estoy muerto y solo y viviré con dicha proeza infame. No más sensaciones, no más revoluciones.
Vivo muerto y ahí me quedaré, con los recuerdos derramando de mis pupilas.No existo y dejaré de hacerlo...

//

Hoy vengo sin nada que dar, nada que recibir. Vengo como llegué al mundo, siendo sólo un hombre que pintó una venda delante suyo. 
Me encuentro bajo la dulzura de tus encantos, en busca de tu sonrisa. He de saber manejar palabras para fastidiar de lo lindo, siempre fue mi mayor don.
Contemplo cada parte sin importar lo insignificante que pueda ser. 
Vengo de nuevo a ti sin pedir algo de razón o comprensión.
Vengo sólo como llegué al mundo, sin algo bajo el brazo, pero en busca del existir cálido, aquél que yace en tus labios, aquél que estremece mis sentidos y entonces, hierve mi sangre.

miércoles, junio 03, 2015

Özür

Mi mente y tu mente, un efímero encuentro de realidades trastornadas por melancolía y una ávida y rara razón de conciencia ofuscada. El límite entre los trópicos irracionales se ha postrado bajo la noche mórbida y etérea, bajo los hallazgos que se realizaron el siglo pasado. No tengo instinto o convicción por el hatajo de invitaciones que conllevan a vivir lleno de remordimientos. Me parece patético el hecho de recurrir a la misma práctica y profanar la historia con dolencias de un pobre diablo empedernido. Sin embargo sé que no hay punto de retorno, sea como fuere la rueda que dictamina la revolución no dejará de girar y no por dado hecho no se encontraran de nuevo las dimensiones.

He hecho un recuento viable de la mortandad de mis recuerdos, de los más claros y eclécticos hasta aquellos que son ocultos para mí mismo, y no lo he hecho por mera autoflagelación o masturbación para el alma. ¡Qué más da! Lo he hecho por el simple gusto degustar mi propia melancolía. He aprendido a consagrar algo inmaculado en fe de la mierda que escurre de mi mente por instantes eternos, de la porquería que llevo en la barriga y en los intestinos y entrañas y riñones y cada uno de los órganos vitales, como si estos fueran imperecederos; con la sublime y súbita idea lograr dicha inmortalidad que no existe. De poder ser inmortal preferiría serlo sólo en tu mente.

Ojalá tuviera la palabras adecuadas para hablar de lo que me acongoja, que fueras y encontrara un solaz irremediable así como alguna vez intenté serlo, más ahora sé que tengo la jodida virtud de volcar las situaciones adjuntas a mí con el intento brusco y taimado de dicha exclamación. Sé que no tengo manera perfecta de ser y aborrezco más el no poder comprenderlo o hacer que se comprenda sin necesidad de externarlo.

Sé que soy terco y testarudo hasta los dientes, que puedo ser arrogante y narcisista a más no poder. Es algo que todos sabemos y que, lamentablemente, me es recordado por ellos. Ha sido y será mi mayor virtud la gran parte del tiempo.