jueves, marzo 31, 2016

Colibrí

Tu belleza me parece inexorable, perfecta e irremediable dentro de mis pensamientos. Anhelo tu cuerpo, tu delicadeza, tu inocencia casi inexistente. Anhelo tus pechos suaves y tus muslos tersos, el clima de tu vientre y tu entrepierna sobre la mía. Anhelo la profundidad de tus labios, las paredes dentro que escurren al ritmo de mis palpitaciones. Anhelo tu respiración arrítmica y tibia jadeante en mis oídos, las marcas agudas y mezquinas de tus agonías. Anhelo llenarte de recuerdos con espasmos llenos de éxtasis.

Tu belleza es el conjunto de bellezas y serenidad que acarreo dentro de mi mente.
Tus pies, tus manos, tus dedos tienen la medida perfecta para embonar con los míos.
Tu piel y tu sangre llevan la temperatura adecuada para calmar mi primavera con tu invierno, mi otoño con tu verano.
Tú y toda tu alma se han hecho para ser despojadas a mordidas, para encarnar la pasión y ser remontadas al cielo.
Tus poros vibran incluso cuando no dices nada, tu ser me pide a gritos, me busca, me encuentra.

Mi cuerpo entero, desde los pies hasta el alma, están aquí deseándote y añorando tu desnudez, queriendo hacerte desaparecer de mi mente y traerte aquí, a mi lado, aclamando la noche que nos queda por concretar...
Entonces te encuentro...

domingo, marzo 27, 2016

La hegemonía de los sentidos, las razones y los impulsos

Quisiera referir mis pensamientos a la serie de eventos que he tenido que lidiar,
quisiera poder hacerlo sin necesidad de precisar algo más que tu presencia,
tu infamen benevolencia y tu indiscreta conciencia.
Quisiera poder hacerlo simple y sencillamente sin necesidad de algo más,
quisiera referir mis memorias a la serie de recuerdos inexistentes,
los mismos que te llevaste a cambio del abandono.

Y ahora que me quedo con la ausencia casi imperceptible, te he visto desaparecer,
te fuiste sin llevar de ti y sin valer de mí siquiera un poco, sucedió,
siendo que preferiste (y parar variar un poco) huir.
Te fuiste a cambio de algo mundano y burdo y vacío, de esa clase de mierda,
y ahora que me quedo con todas las sensaciones muertas, las he cambiado ya,
se han convertido en nuevos atardeceres.

De poder conocer algo de lleno, sería su atardecer, ese inimaginable para este mundo,
preferiría que fuera no el mejor ni el más perfecto, sólo excepcional y diferente,
que sea distinto y que maneje más allá de las escalas de grises.
Preferiría que fuera el de quien, y sin hipocresía, sostiene mi mano dejando el clima,
de poder sentirlo, sería el de sus impulsos y sus latidos, sería el mismo, y que sin
remordimientos deja impregnado tras un largo abrazo.

Pasa el tiempo ya, no tengo recuerdos falsos ni remordimientos sobre aquello que pueda suceder, pasa mientras me dejo llevar con el viento, mientras fluyo con la vida.
Pasa el tiempo a razón de incertidumbre, dejando estragos sobre mis párpados y las palmas de mis manos, llenando de hojas mis días.

Pasa el tiempo, en un abrir y cerrar de ojos, me he cansado del "te tengo y no", me he cansado de todo, de las utopías y las distopías.

Pasa el tiempo y yo, me fundo con el universo...

viernes, marzo 18, 2016

Silly Words

Tengo mil palabras y mil ideas y mil sensaciones en la cabeza y quisiera encontrar tan siquiera una manera de expresar todas, de un solo golpe y sin regresiones. Creo que no se trata de la cantidad de satisfacción o sufrimiento que haya tenido alguna persona, ¡Dios, ¿en qué jodido momento se convirtió en una competencia?! Todo es culpa del estúpido cliché del romanticismo que nos venden los medios y la sociedad a cada a día. Ciertamente relaciono todo a la vida y a la muerte y lo hago con fanatismo y enajenación de mi completa existencia; rememoro sucesos que de mala manera se convirtieron en algo trascendental y más por el hecho de que no hay quien cerca de mí comprenda esa sensación. Quizá no tengo razones permisibles o ligeramente perceptibles y es porque no las tengo, no tengo razones para tirarme del abismo cada día sin remordimientos. Tengo lagunas mentales y espacios vacíos donde hablo quizá sin discreción y a razón de la misma marrullería, es sólo que, y muy probablemente, todos me miran y miran a mi rededor y piensan en lo afortunado que soy y lo que tengo y el relleno que tengo en mi vida a base de bromas y chistes y sarcasmo malgastado cuando en verdad quisiera poder simplemente callar, callar sin necesidad de que atormenten mi silencio con optimismo barato y demás patrañas.

¿Qué sería o será de mí ahora? No quiero fastidiar a quien quiera que lea esto con bazofia sobre mi existencialismo y el porqué es una mierda bla bla bla, no, no se trata de eso, no trato de concienciar la racionalidad humana de esa manera, no estoy tratando de perpetuar nada en la mente ajena ni quiero preservarme en los recuerdos, simplemente quiero desaparecer como cualquier otro ser. Quiero ser inmortal sólo para el espacio quien lleva mis y tus y nuestros recuerdos y el de cada ente que haya existido en esta línea atemporal, es el universo y la hegemonía con la vida quienes mantienen el vínculo consagrado en mi sangre y en el tránsito de mis venas y en la oxidación adelantada de cada célula de mi ser. Es el maldito universo quien tendría derecho a reclamarme por la basura humana en que me convierto a cada día y a quien debo yo de referir el abandono y  cada explicación de la pasión sobre estimulada que llevo sobre mis palmas; deberían tener para mí una respuesta etérea donde colapsen mis memorias y sean enterradas bajo el rastro de Venus...

Soy quien vive enamorado de Venus, quien vive enamorado del amor y de su idealidad intangible ante la realidad porque siempre ha de haber caminos demasiado largos o demasiado cortos, siempre ha de haber cantos demasiado buenos o demasiado malos y deliberados, siempre ha de haber un perfil y un color de piel y de ojos demasiado hermosos que no son concebibles para mi tacto y para mi piel y mi sangre y este texto abrupto donde sin razón o sentido o dirección estoy derramando simple y sencillamente aquello que corrompe mis entrañas, eso mismo que no deja dormir y que provoca en mí la pérdida del tiempo y de la razón y comprensión de los demás. Siempre han de llenarnos con demasiados halagos pero por qué no hay quien aparezca y de pronto diga "¿Qué tan tontas son mis palabras?".

Mas, ahora, quisiera no tener porque hacer caso a este hatajo de irreverencia sobre la bondad que no sostengo ni que no poseo porque soy mezquino y vil y miserable, más que cualquiera y menos que Dios; no tengo por qué continuar con tal intransigencia de mí para ti ni alguno de todos ustedes. Podrán decir y maldecir a mi espalda, no hay marcha atrás, diría y respondería "Me salvaste de mi mundo." pero no estás aquí y jamás estarás porque sólo existes en mi mente y entonces te pierdo fuera de ella... No sucederá porque lo único que poseo, y que es real, es tu ausencia, el abandono y la soledad que conllevan entrelineas... No sucederá porque hoy voy a desparecer...

sábado, marzo 12, 2016

Chocolate amargo

La única certeza de mi noche es saber que me llevas en el sabor de tus labios y en tu respiración. Vivo eternamente recapitulando las malas jornadas, las buenas proezas, algunas viejas promesas y un sinfín de muertes irrefutables; voy a comenzar recorriendo cada mirada, es más, voy a recorrerte entera con la mirada, voy a hacerlo de pies a cabeza y desde tu alma hasta la mía. Simplemente voy a recorrer cada trayecto y cada camino marcado sobre tu cuerpo, voy a envolverme con tu desnudez, voy trazar sobre ti la marca etérea de mis imperfecciones y constelaciones. Irremediablemente voy a corromper tu inocencia con delicadeza.

Vivo consagrando el tacto de tus palmas sobre las mías, lo hago de vuelta a casa mientras vivo y asimilo y pienso de tres en cinco y de cinco en mil; lo estoy haciendo a razón del recuerdo de tu aroma, a expensas de mis brazos al rededor de tu cuello, a causa de mi delirio fecundando tus pensamientos. Somos más que constelaciones y cosmogonía y la serie de patrones y la hegemonía que mantiene con los latidos carmesí. Somos la micro y macropartícula sobre la palma de dios y del universo, somos esa diferencia en el romance.

Ahora, que he pretendido describir y escudriñar el tacto etéreo de mí en ti (y viceversa), podría y puedo reiterar para mis adentros, para mis pensamientos, para mi piel y mi sangre que perdí la razón en tu mirar, que la única certeza de mi noche es saber que me llevas en el sabor de tus labios, en tu respiración...

martes, marzo 08, 2016

La Crónica

Si pudiera iniciar una crónica de mi vida empezaría hablando del amor, diciendo que mi vida se detuvo cuando viajaba en el transporte público. Diría que conocí a quien sería la chica perfecta, la otra mitad que desapareció hace siglos. Continuaría diciendo que el tiempo se detuvo mientras escuchaba Pablo & Andrea de Yo La Tengo y me atrevería a mencionar que el retraso en la guitarra jamás me ha parecido tan sublime. Podría agregar diciendo que el tamaño de sus manos eran precisamente las medidas para encajar en las mías.

Si pudiera iniciar una crónica de mi día volvería diciendo que el tiempo jamás me ha parecido tan aletargado como hoy, me he preguntado todo el santo día si fui yo quien se movió a destiempo. Diría que en el colectivo me enamoré dos veces sin percatarme de nada más. Hablaría de vanidades y banalidades y mierda y un hatajo de filosofía barata sobre el amor y el romanticismo mal empleado en la actualidad, de los poetas muertos y su resurrección dentro de mí.

Si pudiera iniciar una crónica de mí, hablaría de todo lo que corrompe mi sueño y mi malsano cansancio, les contaría más allá del amor fugaz en el transporte público y de la falta aberrante de pasión. Si en verdad lo hiciera sé que cambiaría todo, incluso tu caminar, daría bocanadas de realidad a sus marginadas y mezquinas mentes.
Si en verdad lo hago sé que será grotesco y obsceno, que crearé tal división que quizá no quieran volver a abrir los ojos, que quizá prefieran dormir eternamente porque no les hablaría de algo tan vano como el amor inexistente en sus malditas condiciones humanas.