martes, abril 18, 2017

Vida

Hay veces en las que de manera locuaz el alma se sujeta al borde del mundo, de la consagración inmaculada que ha de escudriñar justo en el culo de la creación, vaya ironía esta de referir un sinfín de galimatías a una parte obvia de la existencia. Hay otras tantas veces en las que no se sabe de razones comprensibles y se respira con el corazón y por el alma, donde las manos se convierten en parte etérea del aire y del agua precisando fluir sin cesar.

Ese es el punto clave de cualquier suceso trascendental que ocurra en la micro parte que se nos otorga como vida. Hablaría de métodos científicos para dar una pizca de brillantez a algo que se muestra como un péndulo, uno que pareciera ser influenciado por los cambios que suceden en el universo.

Nos hemos balanceado sobre el tiempo y el espacio en un vaivén infinito que quedó flechado en el corazón de cualquier dios, hemos de padecer la pasión de una mente mórbida, ¡qué bah! Cada quién escoge que usar de muleta; refiero lo anterior a este balanceo sin control que se ha creado parsimoniosamente mientras llevamos las manos al rostro y proclamamos libertad.
Refiero lo anterior a ese vaivén infinito, que va de polo a polo; a esta manera en la que me encuentro dormido, despierto, permanente y creciente como la luna.

Refiero todo lo anterior al los detalles que guardo para disfrutarte en silencio; refiero todo lo anterior a mi insufrible soledad que parece haberse transformado en vida.

martes, abril 04, 2017

Bello

Si vieras todo lo que provocas en mí no habría necesidad de dar explicaciones a estas manías de leer y leerte, leer tus expresiones y los detalles por los que se empalman las sensaciones. Pareciera la serie de casualidades que estábamos esperando.

Hay sensaciones que desarman a uno por completo, que dejan a tu ser tan vulnerable como los frágiles copos de nieve, que te muestran desnudo y sin más máscaras o restricciones; esas mismas sensaciones que te dejan vulnerable. ¡Vaya vida tan elocuente!
Habría tantos que quizá reaccionarían con tal desdén que todo lo anterior tendría el valor de una mierda. Habría unos cuantos que habrán perdido la razón.

Las canciones aceleran mi ritmo cardíaco, somos constelaciones en colisión, nos esperamos suceder hasta un momento inevitable. Llevo conmigo un reloj roto que me anuncia la hora de tu llegada. Basta algunas veces con querer fluir, entonces es que nos dejamos llevar al ritmo de nuestra cercanía.

Aún hay tanto por escribir, haremos una reedición de la biblia y proclamaremos junto a la trinidad por la vida palpable bajo heridas y cicatrices. Porque habremos de escribir cualquier cosa y el mundo entero simplemente entenderá que es nuestro lenguaje, que hicimos del borde del mundo un lugar habitable.

Y si he de narrar un suceso precisado dentro de lo más retorcido de mi magín estaríamos inmersos en una historia donde nos hemos de pertenecer sin temor ni remordimientos, una en donde consagramos arte y belleza sobre la porqueriza en que se convierte el resto de la sociedad. Un suceso inexorable donde simplemente pienso "A esta luz me pareces más hermosa".