jueves, octubre 25, 2018

Reminiscencia 64

Los detalles pequeños, imperceptibles, son los que conforman cada recuerdo. La manía de todos radica en querer preservar hasta lo más irrelevante.

Los recuerdos mengúan conforme la noche invade, conforme la obscuridad te envuelve con el frío invierno perpetuo arraigado a cada afamado corazón.

El alma resplandece a media noche, sucede cuando la melancolía se tatúa bajo la piel, lo hace en forma de flores purpúreas.

Los colibríes, tan glaucos e inmaculados, vuelan sobre el campo taciturno postrado sobre mi espalda. El universo que creamos colapsa con la distópica realidad.


Detalles pequeños que conforman los recuerdos que perpetuamos, con piel desnuda y al filo de la media noche, se hacen presentes cuando el frío impacta contra mi espalda. Cierro los ojos y pienso en la muerte arraigada a mis pupilas; respiro y pienso en la vieja utopía donde todo florece... desaparezco...

viernes, octubre 19, 2018

Maybe not

La calma y el llanto se sumergen en el reflejo de dos lunas; teléfonos sin respuesta. De reminiscencias tan irrelevantes como el ondeo de un mechón se llena la conciencia, tanto como quepa en la palma de las manos y los bolsillos disponibles; remordimientos perpetuos.

De manos abiertas se escurre la vida; desolación abandonada. El arrepentimiento arremete cuando la melancolía aparece a media noche carcomiendo, de manera soez, las ganas de respirar por convicción.

El alma también se hace dulce y amarga según la divinidad presente demande, el último momento perpetuo es en el que, con brillo iridiscente, la noche articulada y menguada cae sobre la columna vertebral; la obscuridad fascinada por la desnudez que comienza por las retinas. De llanto inmerso en catarsis y conmoción se hace la vida.


Las palabras colapsan donde el hastío encuentra el punto de quiebre, las copas caen mientras desgarrando  centímetro a centímetro la piel, mientras el mundo a nuestros pies se tiñe violeta. Hemos de llevar la gracia y gloria resplandeciente de Venus sobre la espalda, tatuada sobre cada constelación inexplorada esperando el momento en el que, de pasiones ajenas e intensas, viva y muera una vez más.