lunes, enero 20, 2014

Meridiano cero

Nos estamos consumando dentro de la esfera de cataclismos. Día con día el cáncer que sucumbe a la sociedad está corroyendo todo, hasta la parte más marginal y mezquina. Hasta a la más pequeña reminiscencia. Deseos por deseos y aún no sabemos en qué se están convirtiendo. Pensando que el mundo aún no se detiene, aunque el girar de su sentido se esté retorciendo con el pasar de los instantes, seguiremos como máquinas perpetuas destinadas a amordazar aquello que muchos temen. Encerrando hasta el más inexplicable miedo con tanto ímpetu. 

Basta con creencias basadas en engaños andrajosos para mimetizar la ciencia y la fisionomía de la soledad, del amor, del arte, de la pasión y de todo lo que en verdad es imprescindible. Basta con llenar de fervor y algunos detalles extra un canto excéntrico para horrorizar a la masa coagulante que transcurre y circula en mis venas que se llenan de plomo. Cada parpadeo llena de más esencia que sigue derramándose y chapaleando en todos mis sentidos, en cada uno de mis impulsos. Hay maneras congruentes de desertar y acertar al mismo instante. Eso es lo que falta. El mundo entero ha olvidado que el origen de los tiempos radica en hacer todo con el corazón en las manos y el alma de frente. Suelo preguntarme día con día en dónde ha quedado toda esa pasión que quedó impregnada a lo largo de la historia de nuestra época. Suelo hacerme la misma pregunta siempre <¿Será acaso de estamos en retroceso?>.

Las verdaderas muestras de pasión y romanticismo, no como aquél que se mancha con canciones rosas y dementes enajenados sino ese romanticismo que emana desde las entrañas y purga las emociones hasta llevarlas a un estado de frenesí y éxtasis total, son aquellas que están palpables ante los ojos de nadie, son esas que están impregnadas en nuestras palmas y que escurren hasta la punta de nuestros dedos llevando consigo el hálito de remembranzas que quedarán trazadas en nuestras memorias, que se quedarán de manera etérea en nuestras retinas y que harán volver a aquella revolución. ¿¡Joder, dónde quedó la verdadera pasión!? Con cada puntapié que doy de vuelta a casa sólo me convenzo más de que se está perdiendo, que dicha revolución que no debe de detener el girar y andar inmaculado aún está lejos. Tenemos sensaciones de vernos, de comernos, de sentirnos, de olvidarnos y recordarnos, de todo lo que está de manera elemental.

De nuevo vuelvo a aquello de caminar vuelta a casa, con los codos rebosando de memorias inconclusas y con la espina dorsal cubierta de gorgoteante vino tinto. Mirando para mis adentros y hablando al mismo tiempo de que nos estamos consumiendo, que el cáncer y el delirio nos está alcanzando pero para ello, siempre me previne a mí mismo. Siempre estaré listo, con la mirada hacia dentro y fuera a la vez. Sabiendo decir sí y no al mismo tiempo. Acertando y desertando en un solo instante. Siempre estaré listo porque así como consume, nos hace resurgir de las cenizas que quedan amarradas al viento.

Estamos tan vivos y muertos como la luna cada veintiocho días. Nos llevamos dentro y eso es lo que importa.

miércoles, enero 01, 2014

Coloquio No.1

Creo que es terrible el punto en el que me he encontrado tantas veces, siempre de la misma manera. Comenzando con un mal sueño o una mala actuación. Simplemente creo que es terrible. No suelo improvisar como con anterioridad. No. Simplemente creo que es muchísimo más grave que eso, y no sólo por el hecho de extrañarte o de perder a cada instante el tacto para demostrarlo. Simplemente creo que es terrible.

Creo que es terrible el haber arrastrado palabras cuando tal vez eran innecesarias, siempre de la misma manera. Comenzando con un mal sentimiento o una mala interpretación. Es terrible y lo creo. A veces no encuentro una adecuada manera para decirlo o expresarlo y por ello empiezo por aquí, y no sólo por el hecho de querer arrancar el corazón y sujetarlo hasta que encuentren tus manos. Simplemente creo que es terrible.

Simplemente es terrible, y no sólo porque lo creo, esa extraña mescolanza que queda palpable al amanecer. Comenzando con un suspiro mientras los ojos permanecen ausentes y la mente vuela a unos centímetros del suelo. Es insoportable el saber que te tengo y no, que no necesitamos tiempo ni espacio para demostrarlo, y no sólo por el hecho de saber que ahora estás lejos mientras yo, yo sigo aquí. Simplemente creo que es terrible.

Simplemente creo que es terrible porque vivo, y antes de eso, muero una vez más.