viernes, diciembre 10, 2010

Untitled

Admirable ante los ojos de alguien más, desafiante ante la presencia de otros tantos. Con la simpleza de su existencia encontraba tranquilidad. Pasaba hora tras hora frente aquel espejo, observándose, orondo y satisfecho de sí, o eso se hacía creer. Sentía haber cumplido cada una de las expectativas que tenía de sí mismo, cada sueño. Pero en el fondo no podía concebirlo, por tal razón no era capaz de ver la mirada que se encontraba del otro lado.

¿Admirable?, ¿desafiante?, eran palabras que no relacionaba por más que intentaba. Y una vez más, asombrado de sí mismo se convirtió en buzo. Bajó y bajó, llego a un mar de tinieblas,- todos sabemos que no hay peor infierno que nuestra mente- y dentro de este  murió, ahogado en un océano de pensamientos enredados y deseos profundos, los más profundos que puede tener el alma humana.

Deseos ocultos, obscuros  salían de su mente perturbada por todas las imágenes que había presenciado dentro de sí mismo, y fascinado de todo lo que uno mismo lleva dentro, lo más lejano y arraigo que tenemos dentro, despertó de ese pequeño pero desquciante trance.

Para su extraña sorpresa todo seguía igual que antes, sólo había divagado  y encontrado las ideas más torcidas de su realmente desconcertante mente. Se prometió a sí mismo regresar cuando estuviese listo, para el siguiente encuentro, él saldría victorioso de su propio ser.

3 comentarios:

  1. Te diste un buen viaje, compañero. Muy bueno

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  2. Hubiera sido realmente interesante que se quedar allí atrapado.
    ¡Ahora sí concienzudo amigo, a ver cómo sales de ésta!

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  3. Y victorias es lo que cada uno debe alcanzar cuando (listo o no) se ve atrapado en dicho trance. Algo bueno debe salir de ello.

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