domingo, octubre 18, 2020

Por la noche

Concretamente, por las noches suelen florecer sensaciones férvidas y arrebatados, aquellas que, ya sea por alegría o melancolía, nos consumen bajo la armonía y danza de las estrellas. Por las noches es cuando la tormenta envuelve desde la respiración hasta el nacimiento del blanco y negro, hasta la mescolanza de las sensaciones que escurren sin mesura.

Concretamente, por las noches se entrañan los recuerdos de días y vidas que trascendieron bajo el sol de otoño, bajo el frío eterno que persiste aunque el entorno hierva como el corazón de los colibríes floreciendo a cada instante, a cada minuto; por las noches encontramos al alma descansando sobre las palpitaciones del arcoíris y el frío eterno del invierno interno.


Concretamente, por las noches se resplandece mientras las lágrimas recorren los párpados henchidos de desvelos no compartidos, se resplandece cuando las armonías de la ausencia revolotean en lo profundo de los oídos, cuando el sótano de la mente recae en el estruendo del anhelo.


Concretamente, por la noche se está jodido y vivo.

martes, septiembre 15, 2020

Trascender

si hablara de un lugar seguro, habría de referirlo a lo compartido, a los instantes transitados por el tacto, habría de hacerlo mientras navego por los hilos que encuentro bajo mi piel, con las remembranzas de corazones aventurados y todas las proezas intimadas a estos mismos, si lo hiciera, sería con las situaciones construidas sobre viejos tormentos

si hablara de las sensaciones capaces de marcar y trascender, referiría cada palabra, y sentido, al pulso sanguíneo que palpita a través de cada parte de mí, cubriendo y corrompiendo la vivacidad de un parpadeo en paranoia, el vuelco debido al asueto del corazón en ansiedad y melancolía; cubriendo y corrompiendo, sentido a sentido, hasta sufragar la respiración

si hablara con la certeza del lugar seguro en mente ajena, lo haría con la sombra iridiscente del cuarto menguante surcando tus labios y los míos, con el filo de la noche buscando trascender hasta tus pupilas, hasta mis suspiros; hasta nuestros impulsos

si hablara con la veracidad de hasta lo más inverosímil diría, hacia el aire, el viento y todos los tiempos, que no pertenecemos a las sensaciones que se han escurrido desde los párpados hasta el cielo, que la impaciencia no perdona el trato con guantes de niño... me he quedado sin tiempo, las manecillas dejaron de existir, pierdo el aliento ...

viernes, mayo 29, 2020

Intermitente

La mente y el corazón colapsan al borde del precipicio, donde el halcón presagia, con alabastros, la infame libertad. Las palabras que transitan todo sistema son quienes pretenden remontar las reminiscencias y artilugios profanados por el amanecer, por el momento perdido donde la libido descansa. La noche me envuelve consumiendo, a brazas, las luces brillantes; a mis pensamientos llegan imágenes donde habremos de conocernos por la piel y el tacto, los mismos instantes donde hemos de consagrar la urgencia con delicadeza.

Abrir los ojos al borde del precipicio, donde el halcón presagia la libertad inminente, intermitente, como esa ausencia que prevalece; como esa soledad implícita de la vida. Cerrar los ojos al amanecer, cuando el claro de luna ha cubierto a la vida y el desvelo compartido, cuando la sensación de tacto se echa de menos como a las estrellas y el mar. Desaparecer tras el compás unísono de los cincuenta y dos hertz chapaleando en mis oídos.

Las sensaciones recorren la punta de mis dedos, las caricias van inmersas en letras y palabras articulando el borde del precipicio, el mismo donde el presagio se convierte en vuelo. Me pregunto si los arribos suceden a tiempo o destiempo pero qué importa si el reloj de mi bolsillo está roto, si los ciempiés no pueden volar y la noche comienza a encenderse.

jueves, marzo 26, 2020

sensación del pecho al respirar


se me oprime el pecho al respirar, cuando advierto el resabio resentido de las malas decisiones, cuando suspiro en silencio mientras el filo de la noche acaricia mi piel
se entrelazan alrededor de mi cuello las reminiscencias mostradas como postales del 54 anundándonse en seda y satén sin dejar de lado la corbata sobre la garganta

se me eriza la piel y el tacto, cuando minimizo el aroma sutil arraigado a los recuerdos; cuando, a parpadeos e instantes, sueño con avidez la catástrofe y cura consagrándose a tientas y en plena obscuridad
la naturaleza del miedo compagina con la brisa que rodea mi cabello, la punta de mis dedos sostiene suspiros y desvelos, éstos,
me preguntan si recuerdo las rosas que se postraron bajo mis palmas y las cobijas de luna llena

la danza nocturna sucumbe ante la pesadez de la dicha banal y la gloria putrefacta que se consume sobre el ocaso de sombras y palabras al cual nos hemos visto inmersos durante el verano y el invierno;
la danza perpetua se postra sobre tu espalda, tu regazo y tus clavículas, se esparce sobre los poros, los impulsos y los posibles momentos suspendidos

los instantes donde se añora ser parte de un desvelo o un consuelo antes de dormir recaen sobre los momentos suspendidos donde, sobre tus clavículas, busco la gloria bajo mis labios, bajo mis palmas;
las rosas surgen al tacto del desvelo, al parpadeo de la piel erizada con esa sensación de tu(s) recuerdo(s) al anochecer, con esa sensación que oprime el pecho al respirar

martes, febrero 25, 2020

Soliloquio No. 5

Me he encontrado de nuevo con los estragos de la vida morigerada y taimada a la cual nos hemos inmiscuido en un abrir y cerrar de ojos; las emociones que recorren cada centímetro de mi piel muestran avidez por ofrecer y recibir más de lo que puede sostenerse en un parpadeo.

He recorrido las partes más mezquinas y llenas de libelo que habitan en mi alma y en su sombra, las mismas que llevan a ti el ocaso de alfabetos y la muerte entre tus piernas. La melancolía cosechada de las flores purpúreas bajo las solapas de mi piel, grita al unísono por pasión desmedida; por miedo y fascinación.

Los noches suelen hastiarse de algunas reminiscencias de vidas pasadas, de situaciones ajenas a esta vida o a esta realidad, de desvelos donde la orilla de la cama es capaz de reconfortar más que la endeble e innumerable soledad; las noches suelen hastiarse de sueños llenos de desdén y un poco de aromatizante con fragancia a frutos rojos.

Habría de cruzarme en tu camino, sin razón ni presunción, al atardecer, cuando la iridiscencia naranja es capaz de volver en vino la tinta del corazón y las venas; habría de hacerlo al anochecer, cuando la luna platea la vida y la muerte a la cual no(s) perteneceríamos.

domingo, enero 12, 2020

A momentos

A momentos se cierra los ojos buscando desaparecer, tratando de pertenecer al viento, al cielo y a las estrellas del más allá. Dentro de la obscuridad del universo resuenan escenarios iridiscentes, decenas y decenas de decretos sobre el alma y el cuerpo.

A través del hastío, con fervor, es como mostramos libertad y abandono, devoción y libelo; las sensaciones que palpitan dentro buscan florecer. Las horas mágicas buscando ser consagradas.

A momentos en los que se está ausente, presente, nos inundamos con los sonidos del porvenir, del devenir. Con la ausencia perpetua de la única salvación divina nos aferramos al sueño eterno.

A través de los dedos, de las yemas, es como escapan las reminiscencias pasadas; estas cubren centímetro a centímetro tu piel, tu ser; avanzan carcomiendo los sentidos y los impulsos. La agonía crece sin mesura consecuente, la hegemonía entre ser y alma se ha deplorado al vacío.