miércoles, julio 24, 2013

Una poesía larga, una poesía corta. Una canción para la conjunción y un ademán para la conjuntivitis del mundo. Una extenuante sonrisa (chueca por cierto) para todos aquellos que aún siguen dormidos y una dosis letal de risperidona para aquellos que se creen despiertos. Una llama fina, de acetileno, que jamás se consume para todos aquellos que creen llevar la corbata de la manera correcta y, antes que nada, una mala noche aclamada por las sombras, por aquello que se crea a base de toda cosa material, para iluminar nuestros corazones, nuestras mentes... Dos pastillas para el mal por el que despertamos a media madrugada y, un vaso de agua para refrescar mi melancolía.

Horas de desvelo y muchas luces brillantes con una gran historia. Horas de anhelo y palabras malgastadas quizá. Horas y horas de oraciones, de cáncer y delirio para consumirse en la atmósfera entera, para cumplir con el devenir. Tiempo que transcurre a lo largo de mi columna vertebral, a través de mi espalda y de cada uno de mis lunares. Una constelación que finge estar bien sólo para que no te dejes caer, para que te dejes llevar por su brillo. Un cosmos completo sólo para converger y emerger como lo que siempre hemos sido, aquello que se transforma en algo taciturno desde tiempos inmemoriales. Un cosmos que no se deja regir a base de tiempo o espacio, sólo para ser uno mismo junto a ti, para ser inmortal desde los pies hasta el alma. Desde la cabeza hasta tus entrañas.

Una sinfonía para mis adentros. Notas que no obedecen ritmos ni metrónomos y un aficionado que suele desafinarse a destiempo. Canciones que proclaman <¡Victoria!> mientras yo digo "¡A la chingada la jodida guerra! Que se jodan todas y cada una de sus agonías, ya no importa el cochino conflicto mientras aún sepamos volar". De nuevo oraciones envueltas en júbilo por más notas que alardean aquello que no tenemos. Lo que siempre anhelamos con el filo de nuestras almas.

Insomnio para no perder la costumbre. Insomnio para sentirme vivo al menos una vez más. Después de todo, quizá no sean palabras malgastadas.

jueves, julio 04, 2013

CODA

Hoy me doy el lujo de usar etimologías sólo para fastidiar de lo lindo, para variar un poco. Una etimología que sigue siendo masticada en cada palabra que vocifero a torrentes, en grandes caudales a través de cada espasmo cosmológico al cual seguimos sujetos. ¡Vaya dicha que cargamos sobre nuestras jodidas columnas! Me mantengo en un andar dormido, en un andar despierto donde, el origen del universo se mide en porciones de café por día. Donde el caminar en la sombra del sol se convierte y converge en el declive de dos caminos. Sujeto cada camino porque ahora he de andar y de hacer y de regocijar y de blasfemar y de prolongar cada erección dos veces. Dos caminos: el sol y la luna. Me convierto en la unión entre ambos hemisferios despareciendo así, la diferencia entre cada trópico de nuestros corazones, esos que irradian un latir carmesí que es capaz de sulfurar hasta el origen del fin, donde el nacer y el morir siguen corriendo tras mi espalda.

Hablaba de el equilibrio entre el yo interno, el yo externo, el yo. Sólo por esta noche mantendré esa sensibilidad a flor de piel pero mañana, mañana podemos declinar hacia algún lado. Nos convertiremos en piedra o en juez de paz para asimismo, cambiar la dirección e inclinación pero hoy, hoy no. Ese andar de un lado siempre estará lleno de premisas halagüeñas... ¡Venga entonces! Seguiremos erguidos, potencialmente explosivos, demostrativos. Seremos la dinamita pura ante el conflicto bélico, y si nos importa un huevo la jodida guerra, entonces podremos darle el fin a la misma. Será parte del cosmos, de todo aquello que está transcrito y que no ha de virar tan solo un poco. Será que podremos promulgar el origen de los nuevos tiempos...

Y en cuanto el porvenir, no tendrá importancia mientras esté pensando en ese presente latente que puedo mirar en la misma sombra en la que vivo, la misma que crea cielos y océanos fugaces. Tan irradiante es la sombra que pudo crear la noche. La noche menguada, articulada. La misma que puedo contemplar sobre las sábanas gastadas enredada en mis fríos pies. Esa misma sombra que rodea el devenir de la vida, de la sociedad, de la riqueza, de la pobreza, del amor, del sexo, del país de la fornicación... Del universo entero...

Y si aún no hay dicha perpetuidad fortuita entonces siempre podremos levantar la mirada hacia el norte, pues allá será justo dónde nos encontraremos. Allá miraremos nuevamente los ocasos, los renacimientos y crucifixiones de mi alma pero hasta entonces, empaca tu maleta que partimos juntos mañana... Mañana... Mañana...

martes, julio 02, 2013

Martes trece

Levantarse con el pie derecho y desdeñar sensibilidad sobre las personas. Quizá tampoco es la manera correcta pero, ¡qué importa! Al final sigo siendo otro hombre uniformado <lo menciono para aquellos que sienten admiración>, con un traje tan falso como el del primer general de la sociedad, de la vida, de la muerte. Persiste en cada uno de mis hallazgos un aire de cordialidad, esa misma que se ha hablado a lo largo de cualquier tiempo, y que, sin embargo, el mundo ambiguo sigue olvidando. Menciono cada estrago al cual las personas están sujetas, como esos cambios en la política de restricción, y vuelvo a difamar la "verdadera" cara de la sociedad sobre la cual pretendo vaciar toda la porquería hecha bilis que palpita en cada uno de mis latidos. No sostengo nada en la mano izquierda y jamás podré portar el reloj sobre la misma. En cuanto al atisbo de la noche, sólo puedo relacionarlo con el escurrir de tus lagrimas sobre mi torso, de tu sudor sobre mi espalda, sobre mis entrañas. El correr de tu sangre dentro de la mía. Y por último, la marca de tu reciprocidad sobre mi cuello.

Algún día será en el que probaremos la verdadera confianza, esa que se lleva bajo la piel. Y otro será en el que ambos corrompamos el juego hacia la moralidad de nuestras palmas, de nuestros muslos, de nuestras almas. Pretendemos ser el recuerdo de una vida en la que todo estuvo transcrito como en los antiguos jeroglíficos, como en cada pintura rupestre que jamás será descubierta porque el tiempo habrá ya borrado de nuestras memorias, pero sea como sea, siempre estaremos presentes, mutuamente, en cada acto que se realice aclamando a la verdadera pasión, esa que cuelga de nuestros bolsillos. La misma pasión con la que te podría llenar de versos y palabras los labios.

Aún no encuentro a quien haga guerra en contra de la guerra, justamente de eso hablaba conmigo mismo hoy al amanecer pero para entonces, sabré portar la bandera de libertad en mi mano izquierda... No habrá tiempo ni orden o razón para crear mi revolución...