jueves, diciembre 27, 2012

Feliz Primer Anirversario

Solía preguntarse a sí mismo <¿Cuál es la manera correcta...?>. No concuerdo con su idea de "manera correcta". Leyendo sobre lo dichoso que es tergiversar las controversias creadas en una sola noche, le correspondí el gesto infame con una pregunta más <¿Dónde y cuándo sucederá?>. Su mirada atónita jamás concretó lo que insinué. Semejante lindura. No comprendió ni comprenderá la proeza que pudo sostener sobre su espalda. Quizá sobre la espalda no es la mejor forma de cargar con algo pero, y ¿acaso eso tiene relevancia alguna? Al caminar (¿o volar?) entendí que no es así. Mirando alrededor esperando y arrebatando palabras con la mirada, con el corazón, descubrí lo vacío que se puede encontrar alguien. No es como que me jacte de ser el más lleno en este mundo. No. Sólo puedo alardear del corazón henchido que poseo, el mismo que sostendrá cada verso irreverente que sostendré en su nombre. (¿Por qué siempre ha de ser en su nombre?...) Ese sí, sigue palpable para ti. Para mí. Para nosotros.

Somos la huella que queda después del consumismo. Cenizas, me gusta nombrarlo así. Pero no se lo digas a nadie. Será como aquél secreto que guardabas en un frasco canela. Qué lástima que la vida microscópica no perdona. Sonó en mi cabeza y en tus manos, una linda melodía capaz de enajenar a nuestras conciencias. No sé si aún tenemos la misma, pero creo que siempre quedará nuestra marca tatuada en el alma. Recalcarla de vez en cuando será prescindible pero no elemental, ¿acaso es que eso no te suena coherente?. Justo como todo lo "definitivo". Eso es de lo que hablaron todo el día para mí. De todo eso y de cómo puede cambiar el mundo si lo miras sobre ruedas. Después de todo lo "definitivo" todavía no sé si hay algo más pero estoy trabajando para ello. No habrá más palabras en contra ni a favor. Como la primera vez en la que sólo consideré la belleza de lo inexorable, esa sí que fue una aventura. Reverendos síndromes.

Entonces, regresó la pregunta <¿Cómo, cuándo y dónde sucederá?>. Creo que su mirar respondió todas las dudas presentes. No era lo que en verdad buscaba pero, creo que fue lo mejor. Una mirada puede cambiarlo todo. Podría cambiar el café y el verde del mundo. Y por dichos colores sólo hago referencia a todo lo que se convierte en nada. A todo aquello que se va con el viento. Con su sonido. Con las hojas secas que rechinan bajo mis zuelas. Y junto a todo eso, sigo aquí y allí. Seguiré sentado, abotonando camisas y anudando corbatas. Buscando el día del famoso "Quizás". Para entonces sé que debo llevar puestas mis mejores ropas.

lunes, diciembre 10, 2012

Dulce conciencia

He aquí el secreto que el mundo estuvo esperando, usar lentes cuadrados con el aumento suficiente para marear a un elefante. Cabellos ondulados y alborotados escurriendo sobre la frente, sobre la mirada. Tener buena ortografía y oler bien con frecuencia. Dejar que los pensamientos se escapen de vez en cuando, que resbalen por los codos hasta las manos y entonces poderlos enredar entre los dedos. Saber volar al derecho y revés.

Pensé en escribir "Te quiero". Te quiero lento, rápido. En un minuto y dos, y tres. No necesito tiempo para envolverte en júbilo. No es necesario juicio o razón para adorarte en sábanas gastadas y con lunas contempladas. Ama mis preguntas que yo amaré tus respuestas. Acaricia mis sentidos y mis latidos. Llena de gracia la vida morigerada que llevo conmigo esta y cada noche por concretar...

Pese a todo, si prefieres escribir "no puedo, no quiero". Si no crees en el tiempo y aborreces cada una de mis preguntas sin respuesta. Si odias el júbilo y las sábanas rosas que reflejan la luna palpitando al ritmo de mis latidos. Y despiertas, un día, sin la dicha de mi sonrisa en la proeza que sostenemos (¿en verdad?), entonces finjamos que no nos importamos. Que no nos vendemos a recuerdos mundanos. Que jamás fuiste necesaria y que no pertenecemos a la misma sinfonía conciencia mía... Dulce, dulce conciencia mía...