si hablara de situaciones alternas, comenzaría con el recuerdo del arte y la belleza a media noche, con labios sonoros, parsimoniosos y casi etéreos; pronunciando pasajes y caminos tergiversados por luz de luna y una que otra maldición
comenzaría con luces estroboscópicas acariciando el arcoíris, seda negra y perlas con sazón
hablaría de los momentos en los que vivimos desde la
sombras, memorando los días donde las manos ingenuas encuentran alegría en baratijas sin reparo
lo haría fugaz y etéreo, con las lagrimas corriendo sobre las yemas y el sufrimiento estirándose de izquierda a derecha
si hablara de momentos contiguos, comenzaría hablando por el amanecer y la forma en que el sol escolta sus recuerdos de luna;
aclamando ante infames la vez insignia, la misma en l cual encontramos fragmentos de luz sobre nuestras retinas
empezaría contando las reminiscencias de luz que quedan en tu piel, justo a la orilla
hablaría de situaciones arraigadas a la respiración, comenzaría encontrando en las baratijas, estroboscopía
retazos de destellos acariciando al filo de los sentimientos, de las sensaciones
lo haría sin lugar a duda alguna;
sería entre el
ocaso y el
amanecer