martes, enero 26, 2016

Inevitable

De saber cuál es la manera correcta para preservar los momentos como más que un recuerdo y una catársis de emociones, lo habría hecho hace más de una década o una decena de minutos o días, lo habría hecho a razón de tu aroma  y tu piel y tus lunares, lo habría hecho al amanecer y al anochecer mientras desaparezco.

De saber cuál es la manera correcta para preservar los instantes como más que estragos y frenesí inconsmensurable, lo habría hecho en frascos de bolsillo o quizá en tan sólo un gotero, lo habría hecho con los ojos cerrados y con palmas abiertas, lo habría hecho con el corazón en las manos y el alma de frente esperando no sólo desaparecer.

De saber cuál es la manera correcta para preservar los momentos y los instantes comos más que esos cinco minutos antes de dormir o ese tiempo del día, lo habría hecho dejando fuera los suspiros largos, lo habría hecho denotando la conversación que se sostiene con la mirada y con el tacto, lo habría hecho a través de todas y cada una de las constelaciones sobre mí gritando tu nombre...

Mas, ahora, me parece inevitable (como bien aprendí de ti) no preservar todos y cada uno de ellos a razón de recuerdos y catársis de emociones y estragos y frenesí incomensurable y los cinco minutos antes de dormir y ese tiempo del día... Me parece inevitable el vuelco y la sensación en garganta... Me parece inevitable relacionar la música a ti... Me es inevitable no pensar en tu mirar. (Me es inevitable desaparecer y volar.)

sábado, enero 09, 2016

Irremediable

Como la gota que cae, que escurre por tus mejillas, por tu piel, sobre tus poros.
Como esa fina y delicada curvatura que se forma sobre labios antes de hablar.
Como las marcas consagrando historias sobre cada centímetro, rememorando.
Como el tránsito dentro de las venas deseando pronunciar tu nombre.
Como el aroma que se impregna cuando se entra en contacto.
Como el arco marcado en los ojos al sonreír.

Como los estragos visibles de uno y mil llantos melancólicos al nombre del viento.
Como las experiencias postradas sobre el ser entero, las marcas de nacimiento.
Como cada una de las constelaciones que llevamos sobre y en la espalda.
Como las caricias muertas reconciliadas sobre la perfección.
Como todas y cada unas de las imperfecciones.

Como la gota que escurre, que surca tus labios, que arranca mi alma, que estremece mi sangre y mi ser; como los estragos de las vivencias llenas de ausencias y abandonos y malas jornadas y una mala sonrisa y una caricia fría; como el aroma arraigado a cada poro y a cada centímetro; como la muerte de una nueva experiencia amarrada con falsas esperanzas.

Como todas y cada una de las imperfecciones sobre nuestra piel asimismo volviendo y destacando la belleza real, he de decir, que irremediablemente, mis imperfecciones favoritas son los lunares.