viernes, julio 08, 2011

2 am

Cada vez que he intentado huir de este modo mío de preservar las cosas, algo me ha de arrastrar no sólo de una oreja o de un extremo de mi ser, me tira hacia este punto, hacia el origen de una vida desenfrenada y llena de rebeliones incalculables. Cara parte finita y externa de mí ya no puede proseguir más, amaría poder gritar y murmurar a todos los vientos -que cuatro a estas alturas ya no son suficientes-, amaría navegar y naufragar en los mares necesarios -que ya no sólo se precisan siete-. Todas las posesiones imprescindibles han de tornarse ásperas como la fría y erizada piel que me cubre completamente, que "remeda" a todo lo que le puedes llamar escudo o protección astringente. El parpadear ha comenzado a debilitarse y, los espasmos cada vez un poco más constantes me han de orillar al filo de la media noche, al filo de la vida insalubre, al filo de un mundo perdido. 

Comenzaba mi viejo tartamudear y mi manera de alardear sobre un momento sin prejuicios, sin expectativas arcaicas; a provocar una riña interior sobre antiguas promesas olvidadas, sobre viejos favores no cumplidos, ¿Por qué carajos no encararlos de frente? ¿Por qué sólo refunfuñar sobre una vida llena de inseguridad?, ¡Venga a la chingada todo esto! De qué manera explicar cada uno de los actos a los que me he obligado, y cómo aludir momentos llenos de raudales bonachones, dime cómo memorar los mejores tiempos en los que creías que la vida misma sólo se vive de aprecio y libertad...

De pronto es que vienen a mí todas las grandiosas hazañas a las que hemos llegado, cada proeza interrumpida por un poco de pan y vino, cada grandiosa aventura que no pudimos concluir, vaya que el amor se aparta, vaya que la gloriosa vida sacrificada no ha sido en vano ya que cada una de sus palabras, sus versos, resuenan en un inmenso tintinear en mi cabeza, ahora las entiendo, ahora por fin de he comprender el propósito de todo ese majestuoso bailar, el ir y venir alebresatdo de sus brazos jamás será ineficaz. Comenzaba con una lágrima capaz de llegar al origen de todo, ahora termina con el penar de un tonto iluso perdido en sus proyectos y propósitos a medio cumplir.

¿Soluciones? Persuadirse a sí mismo a concluir con el devenir, a volverse inmortal... 

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