miércoles, julio 02, 2014

La noche articulada

Entonces, no sé si existo. Todos hablando de la inmundicia de la sociedad y de los miedos que están arraigados al tacto, a los sentidos, a los poros. Cada miedo permanece latente, y no es situación que deba incomodarme porque, sea cual sea la ocasión, han de estar carcomiendo al mundo entero. Miedo a la muerte y peor aún, miedo a la vida. Una delgada línea de la cual penden ambos estados catatónicos, el descanso eterno. Sueño con respirar, con sentir, con querer converger delante del mar. Vivo en el sueño eterno el cual me arrincona de una manera irreverente, efímera, hosca, maliciosa, repugnante, lúgubre. Pero no hay vuelta atrás a todo lo que sucede con el pasar del tiempo, dicho elemento intangible que es lo único real que es verdadero. No hay una dimensión correcta ni una pizca de certidumbre en la percepción del mundo, sólo hatajos de luz y un ligero atisbo de sanidad.

No duermo, no pienso, no siento, no respiro. No estoy ni estaré porque no existo. Me he desvanecido de entre los recuerdos del mundo. Ya no hay remembranzas ni reminiscencias que puedan menguar esta mala melancolía. La vida mermada ha caído sobre nuestros párpados como pesados copos de plomo. Podría llenarte los intestinos de plomo y de cualquier otro metal que se ha de adherir a la vida coloreada. Pero no estoy aquí por dicha razón, no. No estoy seguro de existir en esta constelación o en alguna otra, ni siquiera estoy seguro de ser la mano derecha de Dios. Sólo sé que en este preciso instante no hay girares inesperados. Tenemos el recuerdo de las conversaciones que se hablan por el tacto, por la piel, por los labios. Tengo las sensaciones derramándose de mis bolsillos y justo eso es lo que he estado esperando. Una genuina casualidad.

Abro los ojos, respiro lento, camino sin prisa, te pienso, te respiro en mis sentidos, en mis latidos. Estoy aquí, justamente donde empecé siendo un niño. En el lugar donde corté mi cordón umbilical y, sé que estoy aquí por una fortuita razón. Divina melancolía que es la genuina inspiración.

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