hace tanto no me explota el corazón,
sea por efímera consagración o profana encarnación
me he dicho a mí mismo, sin reparo, sin remedio;
sobre el olvido en un par de ojos negros,
sobre la omnipresencia en el palpitar, en un respirar
hace tanto no me explota el corazón,
sea por recuerdos suspirados a media noche
o deseos de una utopía distante
me he mirado en lugares profundos, en agujeros negros con tintes girasol;
me he encontrado en reflejos donde perdí la razón
hace tanto no me explota el corazón,
sea por catarsis y clímax recorriendo mis sentidos;
sin remedio o reparo, sin distancia utópica;
donde me mire entre girasoles,
justo donde compartamos, gozosos, la gloria
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