sábado, junio 01, 2013

Perfecto e ideal...

Quizá la manera correcta es comenzar con el pie izquierdo. Con el pie al descubierto, sin calcetines, sin zapatos. Continuar en busca de una pared blanca, un poco burda. Nadar dentro de un pantano, pescar en él y sumergirse sólo para refrescar el cuerpo con agua fría y "cristalina". Recolectar algas y alguna que otra rareza sólo para enajenarse de lo lindo. Para volver a eso del país místico donde sólo existe ese ente al cual nadie se atreve a contradecir o declinar algo en contra suya, amenos que sea a sus espaldas. Basta con resolver y perdonar premisas arcaicas con una sonrisa chueca, con un abrazo morigerado y taciturno lleno de estupor. Amortiguar la caída con un pavonear ladeado, palpitante, escrupuloso, lánguido, erguido, temeroso... Bailar al son del atardecer.

A veces sólo es prescindible saber la manera correcta para decir adiós, la manera para hablar con el alma sin necesidad de estar despierto. Saber soñar sin la necesidad de dormir. Basta con querer desde el pie izquierdo hasta el filo de los latidos. Suficiente es con llenarse de regocijo, con disfrutar en silencio. Quedarse de alguna manera, pero quedarse. Cerrar los ojos cuando en verdad se precisa, cuando la situación lo pide a gritos sin acongojarse, sin refocilarse en aglomeraciones de avispas mentales ni nada de nimiedades absurdas. Cerrar los ojos cuando se deja de ser mártir, cuando eso del ser mezquino ya no está presente. Y abrirlos sólo para verse a sí mismo en el mirar de alguien más...

Ideal o perfecto... Perfecto e ideal... Ideal y perfecto es cerrar los ojos cuando se está enamorado...

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