martes, julio 02, 2013

Martes trece

Levantarse con el pie derecho y desdeñar sensibilidad sobre las personas. Quizá tampoco es la manera correcta pero, ¡qué importa! Al final sigo siendo otro hombre uniformado <lo menciono para aquellos que sienten admiración>, con un traje tan falso como el del primer general de la sociedad, de la vida, de la muerte. Persiste en cada uno de mis hallazgos un aire de cordialidad, esa misma que se ha hablado a lo largo de cualquier tiempo, y que, sin embargo, el mundo ambiguo sigue olvidando. Menciono cada estrago al cual las personas están sujetas, como esos cambios en la política de restricción, y vuelvo a difamar la "verdadera" cara de la sociedad sobre la cual pretendo vaciar toda la porquería hecha bilis que palpita en cada uno de mis latidos. No sostengo nada en la mano izquierda y jamás podré portar el reloj sobre la misma. En cuanto al atisbo de la noche, sólo puedo relacionarlo con el escurrir de tus lagrimas sobre mi torso, de tu sudor sobre mi espalda, sobre mis entrañas. El correr de tu sangre dentro de la mía. Y por último, la marca de tu reciprocidad sobre mi cuello.

Algún día será en el que probaremos la verdadera confianza, esa que se lleva bajo la piel. Y otro será en el que ambos corrompamos el juego hacia la moralidad de nuestras palmas, de nuestros muslos, de nuestras almas. Pretendemos ser el recuerdo de una vida en la que todo estuvo transcrito como en los antiguos jeroglíficos, como en cada pintura rupestre que jamás será descubierta porque el tiempo habrá ya borrado de nuestras memorias, pero sea como sea, siempre estaremos presentes, mutuamente, en cada acto que se realice aclamando a la verdadera pasión, esa que cuelga de nuestros bolsillos. La misma pasión con la que te podría llenar de versos y palabras los labios.

Aún no encuentro a quien haga guerra en contra de la guerra, justamente de eso hablaba conmigo mismo hoy al amanecer pero para entonces, sabré portar la bandera de libertad en mi mano izquierda... No habrá tiempo ni orden o razón para crear mi revolución...

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