viernes, mayo 15, 2015

Distopía

No tengo certeza alguna de tantas cosas, desde las más elementales e inminentes, hasta aquellas jactanciosas que se convierten en momentos de gloria afable. Encontré a un costado mío uno de tus recuerdos, ¿qué sucede conmigo? De entre las certezas que se han escapado se encuentra el no saber en qué me he convertido y a qué me he condenado. Quisiera poder hablar más de ti y de mí no sólo como enajenación o simple gusto, sino, por digna pasión y melancolía, y a estas malas ansias se han unido los sonidos del ambiente en el cual, y al menos por un instante, nos consumimos juntos.

He creado una fuerte contradicción en estas letras. El propósito de lo ecléctico siempre es y será una buena motivación para encandilar las situaciones y las emociones a torrentes, para desenfrenar cualquier cosa que está relacionada con la pasión, que no es ambigua ni ortodoxa.

Estoy derramando recuerdos a través de los párpados una y otra y otra vez, lo sé, más aún, también sé cuál ha sido la razón, y no lo digo por justificación a mis causas ni por difamación de consecuencias. Va más allá de esto. Cierro mis ojos con parsimonia y me hundo de nuevo en la calidez de tu piel y la suavidad de tus muslos, estremezco tus impulsos con la caricia sobre tu espalda. Mis dedos sólo una extensión más de tu cuerpo.

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