Me he quedado con tal abandono, con estas malditas ganas de querer escapar, de poder sujetarte sin mirar atrás y consagrar algo impío en nuestras memorias, con la necesidad de aprender a volar aún con mentes ofuscadas y ojos abiertos, con la ansiedad que me corrompe por tu ausencia.
Me he quedado con tal abandono, con el recuerdo de la luna marcada sobre mi espalda, con los pétalos de las flores que se esconden bajo mi piel muriendo a falta de ese universo de más allá, precisando cumplir con el devenir y volverme inmortal.
Me he quedado con tal abandono, que con ojos cerrados y palmas abiertas declaro que de volverme inmortal, preferiría hacerlo en tus pensamientos, en tus anhelos, en tus recuerdos, en tu piel y tu sangre, en tu ausencia y tu presencia, en el sabor de tus labios y en tu respiración.
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