Pasa la noche, sucede tu ausencia tan próxima a mi inexistente presencia,
sucede que cae de párpados abiertos con trazos cercanos a la melancolía; a la desolación.
Pasa la noche sin rumbo fijo ni dirección, son las palabras quienes corroen,
esta misma reposa sobre el albedrío de mis hombros y mis clavículas; entonces no existo.
Pasa la noche tan cercana a mi desvelo, a mi inconsolable insomnio y tu pesadez,
hablaríamos de comenzar de nuevo con las proezas, con una bella hegemonía carente de sensatez.
Pasa la noche, me sucede <o nos sucede > que encontramos galaxias colisionadas,
nos sucede que llegamos a destiempo, yo nostalgio y tú nostalgias; ¡qué bah!
Aún pasa la noche aunque sobre mis párpados convergen los destellos del amanecer,
pasa esta misma sin un respiro ni un adiós; pasa esta noche de invierno.
Ya no queda nada ...
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