Si pudiera contar mis memorias, encarnaría en vida misma las proezas que hemos sostenido entre manos y entre labios; si lo hiciera sé que no habría necesidad alguna de palabras pues bastaría sólo un instante para callar tus silencios con los míos.
Hemos de mirarnos etéreos y perpetuos, a media noche y con luces apagadas, hemos de hacerlo sin expectativas absurdas de la situación; hemos de hacerlo con los mapas trazados sobre nuestra geografía y el resplandor de mis dedos sobre tu piel.
Si pudiera contar las memorias que se trazaron sobre constelaciones sucedería que los lunares y las clavículas, sucedería que habríamos rayado sobre el cielo fechas referidas al cuatro. Habríamos de sostenernos entre manos y entre brazos sujetos al alma, sucedería entonces que un día cualquiera sin sentido ni razón o comprensión hablaríamos de nuestros días con las hojas de los árboles bajo nuestros pies desnudos, de los días de ingenio plasmados bajo las estrellas y las travesías esperando por concretar; a veces nos sucede que la distancia...
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