martes, abril 18, 2017

Vida

Hay veces en las que de manera locuaz el alma se sujeta al borde del mundo, de la consagración inmaculada que ha de escudriñar justo en el culo de la creación, vaya ironía esta de referir un sinfín de galimatías a una parte obvia de la existencia. Hay otras tantas veces en las que no se sabe de razones comprensibles y se respira con el corazón y por el alma, donde las manos se convierten en parte etérea del aire y del agua precisando fluir sin cesar.

Ese es el punto clave de cualquier suceso trascendental que ocurra en la micro parte que se nos otorga como vida. Hablaría de métodos científicos para dar una pizca de brillantez a algo que se muestra como un péndulo, uno que pareciera ser influenciado por los cambios que suceden en el universo.

Nos hemos balanceado sobre el tiempo y el espacio en un vaivén infinito que quedó flechado en el corazón de cualquier dios, hemos de padecer la pasión de una mente mórbida, ¡qué bah! Cada quién escoge que usar de muleta; refiero lo anterior a este balanceo sin control que se ha creado parsimoniosamente mientras llevamos las manos al rostro y proclamamos libertad.
Refiero lo anterior a ese vaivén infinito, que va de polo a polo; a esta manera en la que me encuentro dormido, despierto, permanente y creciente como la luna.

Refiero todo lo anterior al los detalles que guardo para disfrutarte en silencio; refiero todo lo anterior a mi insufrible soledad que parece haberse transformado en vida.

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