martes, mayo 08, 2018

Comunión

Mis manos son quienes te buscan a tientas mientras la noche corrompe mis entrañas, mientras mis desvelos son quienes añoran tu piel tibia y tu respiración suave; mis manos son quienes están deseando encontrarte plena y desnuda, inmaculada y glauca a un costado.

La distancia, unas veces más corta que otras, se hace inexistente cuando entre sueños nos encontramos y, así sin reparo, nos poseemos en una danza que permanece hasta el siguiente amanecer.
Ser tu anochecer.


Ser de ti el recuerdo latente, el mismo que se impregna en tus retinas y manías, que nos llevemos hasta en el sentido más mundano, pero que nos llevemos sujetados de las manos; que la distancia sea el puente y vínculo con el que en sueños promulgamos, con mucho frenesí, nuestra desnuda comunión.

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