La noche me envuelve mientras de mis manos y dedos escurren letras, dígitos;
me envuelve mientras mi piel susurra al viento preguntando por tu desvelo.
Mis piernas, mis pies... mi ser entero se estremecen al unísono de los latidos de ausencia;
mi ser entero nace y florece en el olvido, en el consuelo.
La noche me envuelve mientras estiro la melancolía anudada sobre mi espalda;
me envuelve mientras busco a tientas, a expensas de la soledad.
A ojos abiertos he de conocer por verdades y mentiras atadas a la superficie;
a ojos cerrados he de conocer a tientas, a ciegas y en plena obscuridad.
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