El sonido consume conforme el abandono recae sobre las melodías nocturnas. Termina la sensación de muerte y compromiso, los sentidos responden al vacío. El vino carcome al color de la vida y las heridas carmesí, el dolor recae sobre las sinfonías.
La alegría se arraiga a la primavera de la melancolía. Se destrozó el vínculo entre las canciones y el corazón; mueren los latidos y la pasión.
Si suena, todavía, el desvelo del corazón, la vida se encuentra con el placer; con las estrellas, la luna y el firmamento.
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