viernes, abril 01, 2011

Calamidad, ¡Vaya que sí!

Qué palabras tan más halagadoras‼, lo que he anhelado todo el santo día, despilfarrando más pensamientos encabritados. Semejante proeza la tuya, que se joda entonces todo en la faz de la Tierra y su existencia. Arcaicas sean toda tu vida y tus inverosímiles promesas. 

Enorme calamidad la que he de poseer entre manos, aquella que ha de fluir a torrentes por todo mi linaje, si es que llego a tenerlo, mis aires de haraganería han de nublar tu mirada empobrecida por los colores que has presenciado a lo largo de una eternidad.

No importa más, ya no más, que se joda el mundo extenuado, desde el horizonte perdido por las batallas libradas alguna vez en esa tierra infértil, todas esas revoluciones infames gastadas en vano, hasta el profundo océano entre nosotros que ha de crear la maldita maquina con teclas,  por fin he de encontrar mi nuevo hemisferio, una nueva forma de comprender la realidad, mi defraudada realidad.

Pensarás que soy paranoico, pero claro, acertaste una vez más, entonces exclamaré al viento ¡Asombrosamente enternecedor!, porque ya no me sorprendes como fue en aquellos tiempos otoñales, donde todo solía ser tan naranja que mi cabello enmarañado quedaba ahíto de hojas y más hojas secas, desechadas por supuesto.

Un segundo, trataré de pensar en aquella silueta gris que se encuentra frente a mi, ella me lo ha dicho, mencionó que puede ver la fuente de mis pensamientos turbios y precipitados, el aroma a benzaldehido persiste en mis fosas nasales, es como si mi cuerpo fuera una ventana hacia mi alma, la que por fin ha encontrado su elemento, en la que ese aroma tan dulce ha de vivir arraigado, inmiscuyéndose en todo mi ser, buscándome, procurando conocer cada parte, esa sí es una aventura.

Con frecuencia citabas algunas palabras que han sido arrastradas por el río de la vida, que no causan bullicio en mí, todo ese galimatías inoportuno te lo has llevado de la mano, como el hijo que deseas con lo más profundo de ti, corazón, mente y alma; una chispa puede ser tan incandescente y brillar tanto como una constelación entera, recuerdo todos esos viajes que me prometí cumplir, Saturno nunca estará más decepcionado de mi, eclécticamente bello, lo más subliminal en su género.

Por qué ha de ser la misma eterna lucha entre bien y mal, quién lo define como tal, para alguien como tú ("Daphne te perdí fuera de ella")quizá sea la manera más cobarde de rendirse a lo que nos han ofrecido millones de años revolucionarios, y otros tantos de soledad, adoremos la soledad a la que estamos acostumbrado, tal vez es hora de desertar a la vida...

1 comentario: