jueves, agosto 11, 2011

Miedo a la obscuridad

La última oportunidad, el último suspiro, el último aliento. Corría por las calles más absurdas que pude imaginar. Competía por aquél artefacto, el más preciado. Un caña muy singular, "la caña para pescar almas". Absorbía todo de mí, hasta lo menos preciado, hasta el más insignificante de los detalles. Una vez en mis manos aproveché todo su potencial, jamás imaginé semejante lindura. Un día comprendí que ya no era para mí, que por fin había terminado un ciclo inmensurable. Aferrado a la mala visión y pésima memoria que tuve un buen tiempo, resolví sólo caminar y dejar correr cada gota pesada que escurriera a través de mis pestañas. La cima del mundo ya no me era prescindible. La hora de la deshonra estaba más próxima que antes. Sólo decidí sentarme y esperar a aceptar mi realidad, a desforjar mi camino, a menospreciar mi destino.
Todo lo que quieres lo tienes, y todo lo que tienes te posee ¿eh?.

 Adoraba la dulce mirada junto al ocaso. Adoraba el viejo existir sobre el pasto. Adoraba cada fragmento innecesario. Terminarás por consumirte a ti mismo... Terminarás por odiar todo de ti.
Y es que aún mis alas rotas no se sienten listas para dejar de volar. Como un vívido y fugaz sueño, veo tu despedida inminente, veo tu descarriado palpitar en todo tu ser, veo las lágrimas que surgen desde tu alma y son bombeadas por todo tu cuerpo. La ventana jamás estará más clara, nunca más. Levántate y vuelve al camino he dicho, la perorata interna no será en vano, no se convertirá en un soliloquio absurdo como puedes creer.

 Siente cada parte fluir río arriba, hacia lo más alto que te permitas ver, y después de eso, continúa subiendo, más y más. Te he dicho que ya es hora de despertar, que todo no es más que un mal sueño después de una mala racha. Después de un gran tormento. Admira el reloj del mundo, la hora de la tortura ya se ha desvanecido delante tuyo. Corre hasta que tus muslos vuelvan en sí, hasta que toques las estrellas con sólo estirar tu piel.

 Y, de momento, cuando estés en lo más alto posible levanta la mirada y admira tu alrededor. No hay luces más brillantes que las que aparecen después de accionar el interruptor. El interruptor de la soledad. 
¿Cómo distinguir realidad de ficción?, ¿Cómo recordar qué es el verdadero sentir? y más importante aún, ¿Cómo despertar de esta pesadilla aflictiva? Sólo dime como volver a ser yo.

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