lunes, agosto 01, 2011

Una vuelta más

Un viejo vínculo, quizás el mejor que habré conocido recientemente se ha quebrado, me refiero a tus viejas manera de compartir un mundo conmigo. Exhortado de felicidad, y la mezcolanza continúa palpante. Arrebatado del brillo que se fundía en mi mirar y orillado a la inmundicia en la que HOY y sólo hoy me he visto incautado  y la mezcolanza continúa palpante. Justo y como solían ser mis anticuados momentos, y desde entonces la mezcolanza ha sido palpable.

Pero dime, tú de quien he perdido la pista entera, ¿Dónde te han retenido? Deplorando algunas de las citas que llegaste a recitar para mí. Refunfuñando el por qué me tocó admirar y postergar todo desde fuera. Me fascinaría verlo por mí mismo, sólo por mí mismo, sin tener la necesidad de un intermediario que sólo ha cautivado tus encantos y tu ternura vivaz.

Fulminante, místico, asombroso, deleitoso, y sobre todo quejumbroso. Y aquí mismo es que vienen las adversidades a las cuales siempre he tendido a huir. Escapar del futuro mismo, de mi propio camino y mi propio destino, de mi propio ser.

Cual enajenado quedé hoy, cual perro admirado. Me encuentro en la base y la cima del mundo. ¡Dónde estás!, ¿Dónde jodidos está el país del que tanto me han hablado? Quiero llegar a colocar mi banderilla. Y es que ese territorio mío será. Y es que esas arenas movedizas, y todas esas espinas que la protegen ya no me hacen mal, estupefactas han quedado ante mi grandiosa presencia. Yo les he mostrado mi benevolencia y es así como he logrado amaestrarlas. Pero una visita frecuente no estaría por demás.

Abre las puertas del mundo en cautiverio y muestra que todas esos mitos escandalizados no son más que patrañas estúpidas. Abre las puertas del cielo que San Pedro quiere recapitular el libro entero. Abre las puertas del panteón que todos los muertos volverán y resurgirán como el ave fénix que de sus cenizas ha de bautizar mi nuevo ser.
Dime hacia qué dirección te has escapado. Muéstrame de nuevo esa vetusta manera de saborear, contemplar, gozar; que ahora lo hecho mal. He perdido mi elemento.

Encandílate hacia mi nuevo porvenir, que hacia el cielo llegarás con un sólo acto, con una sola caricia, con un sólo toque de vieja escuela. De la escuela que aprendiste tanto.

Entonces, ¿Dónde has quedado? 

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