viernes, julio 31, 2015

Implosión

Me encuentro aquí y ahora delante del hastío del mundo, de la consagración inmaculada que se postró en el culo de la creación, de Dios si así lo precisas. Me encuentro viviendo en retroceso, con reminiscencias marchitas, con marcas oxidadas aún escurriendo de los dedos y de las uñas, inclusive de mi coleto. Me encuentro sintiendo asco y repulsión a toda la creación humana, preguntado sin cesar si podría ser capaz de semejante atrocidad, observando y mermando las imágenes que están colapsando ahora delate de mí. Les oigo decir que soy indulgente, irreverente, imbécil, que de manera perpetua desaparezco de mí mismo para ser parte de ellos. Estoy harto de todo esa perorata interminable que tiene lugar en cada rincón de mi mente.

Es entonces que decido fastidiar de lo lindo a cada uno de estos presentes corrompiendo de la misma manera, ¡vaya mierda! Sujeto cada extremidad con la punta de las mías que ahora parecen más tenazas y extirpo cada parte profanando el origen de las mismas. No hay marcha atrás. Recalco cada diálogo donde se comprendió origen de tiempo y espacio, donde se esclareció cuál sería la situación idónea para lograr salir de mí mismo. Me miro de nuevo delante de todas las declaraciones y escupo en este orinal en que se ha convertido la vida.

Palpo con los ojos abiertos porque he arrancado la mala melancolía, la misma que se escribe con doble L. Cierro los ojos para escuchar sin tiempo ni razón, entonces despierto.

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