miércoles, diciembre 02, 2015

Un Buen de Cosas

He hablado de razones, de compresión, de juicio y de realidad. Lo he hecho al atardecer, al anochecer, a la una y a las dos, cuando las horas frías acarician mi piel y mi espalda, cuando estas detienen el tránsito de mis venas. He hablado una y un sinfín de veces aún a expensas de no obtener respuesta, de dejarme envolver por el estertor de la media noche. He hablado con el corazón en las manos, con el alma de frente. He hablado simplemente. He hablado y he cantado al Ecuador.
Debí esclarecer las políticas de resignación para cualquiera que se ha de definir a través del tiempo y del espacio, de la atemporalidad de la esencia y la cosmogonía que se advierte en su mirar.

Sigo hablando sobre dichas políticas tratando de persuadir a cualquiera, tratando de hacerlo al derecho y al revés mientras sigo pensando en el sonido del viento y en los suspiros que corren y fluyen con él; y lo seguiré haciendo sin lugar a dudas. He de hacerlo aunque le den la equivalencia de un ardite, aún a sabiendas de perder mientras, y con el dolor a flor de piel, arranco las flores que yacen bajo mi piel, las mismas que se difunden en mis glóbulos en donde han de sustituir cada grupo principal en busca de la florescencia natural plasmadas en ellas. Jamás olvidemos que son moradas, que huelen a melancolía y que florecen al filo de la media noche.

Me atrevo a decir que estoy presenciando la catástrofe y la cura, y no sólo por el hecho de cada canción que está sonando a mi rededor. Estoy sosteniendo la vida misma. He dicho con anterioridad que no basta con sentirlo, hay que olerlo y probarlo, hay que volverlo parte de uno mismo para ver más allá, para encontrar el color de la sinfonía, para encontrar el ritmo y el tiempo del metrónomo al cuál nos estamos arraigando. Lo he dicho con anterioridad y la única inmortalidad que deseo es la que estoy creando en tu mente, en tu piel y en tu sangre, en tu respiración. 
Me estoy difuminando en todos tus sentidos y me convierto en polvo estelar. Soy yo el universo mismo... Adoro el universo sobre tu espalda...

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