lunes, febrero 08, 2016

Alone

Como la ráfaga y brisa circuncidaste mis pensamientos, mis anhelos, mis deseos,
lo hiciste de dos en dos y de cuatro en cuatro, al filo de la media noche,
al son del amanecer aún con el viejo abandono en ti, en mí.

Por mera victoria o invicta glorificación, qué sé yo, te adentraste en los delirios,
en la secuencia irreverente de los caudales tibios de mi cuerpo entero, mi tránsito,
en el colapso de mis venas, te arraigaste a mi tacto, a mi respiración.

Siempre he querido saber dirigir el abandono, eregir menos indulgencias,
siempre he querido tener rabia resplandeciente, aprender del braille,
siempre voy a querer unificar agonía y maldición con esta desolación.

Y ahora que he hablado de mi mayor creencia, mi mayor deseo, que lo hice de tres en tres y de cinco en cinco,
declaro mi ausencia al mundo, mi falta de pertenencia a algún lugar, hablo ahora de los ejes sobre cuerpo y mi alma,
estipulo el nacimiento y gestación en el vientre del universo ante la unánime y delirante figura de la muerte.
Ahora que no hay marcha atrás sé que vine solo al mundo, que me he secado y que parto nuevamente con una benda en los ojos.

(Entonces hierve mi sangre, respiro y desaparecen mis sentidos.)

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