lunes, febrero 22, 2016

Medusa

Me parece que sigo leyendo (al menos dentro de mis párpados), que, y sin premeditarlo, miro la hora "01:58 am" y escucho por milésima vez (tal vez más) Catástrofe y Cura o lo que queda de ella.
Me parece que sigo pensando en la frágil línea entre vida y muerte y el ligero contacto que he tenido hasta ahora, aunque, y para ser honesto, no sé si sean muchas o pocas ocasiones.
Me parece, más aún, que mantengo el mismo soliloquio en el que debato las horribles diferencias e indulgencias que hay de la realidad ante la ficción; el mismo monólogo donde me inflo la cabeza y la mente y el corazón y el alma con una perórata donde converjo del mar y del amor profano y todas esas mierdas relativas.

Me parece que no denoto hastío aunque por dentro esté reventando la colmena (y sí, la "colmena" es el juego de acción-reacción que existe en mi magín) con un hatajo de irreverencias y libelo y un sinfín de maldiciones donde proclamo ante cualquier deidad aquello a lo que todos temen. Grito a cada una de ellas pidiendo justicia, precisando una revolución donde he de ser dinamita pura. Una revolución donde mi explosión ha de consagrar algo impío e inmaculado a razón de la porquería que escurre de los labios mórbidos de cada idiota escéptico, donde mi explosión hará implosionar todos y cada uno tus sentidos (sí, tú, tú tan etérea e imprecisa, tú que te has llevado los látidos de mi última hora); una revolución donde hemos de colisionar como galaxias y constelaciones y universos enteros.

Me parece, y no lo creo por mártir o mezquino, que sólo es un mal chiste, una puta broma de mal gusto este letargo de vida donde apenas vislumbro la luz y su asfixiante calidez. Me parece simplemente un mal sueño, una pesadilla de la cual he de despertar pronto para darme cuenta que soy lo que siempre he sido... Una medusa...

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