Si tengo desolación
se lo debo a las manías
a la falta de tacto
a la ausencia de táctica
y al exceso de estrategia,
si tengo desolación
se lo debo al celuloide
a ese recuerdo inexistente
a la realidad claridiscente
y a mi caos etéreo.
Si tengo desolación
he de atribuirlo a mi insensatez
esta misma con la que me aferro
la misma con la que preservo
un carmesí eterno,
si tengo desolación
he de atribuirlo a la eterna depresión
esta misma con la que consagro
la misma con la que trazo con sangre
un impío lamento.
Sí, tengo desolación
se lo debo a las manías
a mi testaruda insensatez
a tu divina ausencia
y a la jodida incoherencia,
sí, tengo desolación
carente de tacto
hastiada de abandono
perturbada
y un tanto locuaz.
Tengo desolación y no estás
te guardo en silencio
te recuerdo a media luz, a media luna
te miro desaparecer
ya no estás ni ahora ni nunca.
Tengo desolación y no estás
te llevas insomnios, innumerables desvelos
te pienso, te siento
te lamento y lloro un mar entero
ya no estás... ya no queda nada...
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