sábado, febrero 05, 2011

Sangre Azul

¿Y qué pasaría si el afamado corazón  dejase de funcionar?, no más latidos, no más sensaciones vagas, no más sentimientos, no más sufrir...

Recuerdo el día en que te conocí, era una tarde de verano (u otoño, no es más que un detalle sin importancia), el sol se admiraba muy poco ya que había una gran masa de nubes rechinantes a todo su esplendor, que hermoso día, casi perfecto. Yo habría preferido un poco de lluvia, fluyendo y revitalizando mi cuerpo, mi ser. mis entrañas... mi alma.

Mientras observaba la forma "definida" en el cielo percibí un perfume estremecedor, mi cuerpo desvariado giró al compás del reloj y fue cuando te vi, sentí que el cielo se caía a pedazos, porque recuerdo un enorme estruendo detrás mío.

No recuerdo si fue una tarde de verano, o de invierno quizá,  acordamos un cordial saludo como era de costumbre en aquellos tiempo y las "cosas" tomaron un rumbo fijo, forjaron su propio destino, ¡Qué mejor que fluya de la mejor manera!

Un saludo, un beso y un abrazo, y después todo fue perfecto, las gotas comenzaron a gorgotear en mi rostro casi esperanzado, pude escuchar el chapaleo excesivo en el suelo pero ese sonido animaba mi afamado corazón, tornaba mi sangre un tono tan azul como el mar profundo en una noche de luna llena, con una inmensidad de olas chocando contra la costa, dejando a aquel que esté a la deriva sin protección alguna.

Un estruendo más tras nosotros y supe que era verdad... ¡Por fin estaba lloviéndome! 

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