miércoles, diciembre 03, 2014

KGME

"Tienes sangre en las manos y sé que es mía..." Aún tengo cada recuerdo palpando mis palmas, mis párpados. Cada canción, cada sensación, cada emoción. Tengo el recuerdo de aquellas noches en las que nada importaba, no había por qué tener miedo a la oscuridad o a las luces de media noche. Sólo bastaba con entonarse al ritmo de la séptima canción. Hoy llevo esos estragos en una copa vino de la cual bebo de manera irreverente, y mientras el color violeta pasa por mi coleto, es entonces que recurro a los viejos viajes a Noruega, a Japón, a donde sea que fuere, sin necesidad de algo más que un suicidio en el nombre de Dios.

Es entonces por lo que he tomado ciertas decisiones y un buen de cosas más. Sujetaré mi mochila y la llevaré tal cual está, no importa si es importante o innecesario. Me importa un reverendo ardite. Sólo quiero llegar sin precisar algo más. Caminar de manera taimada y soez (tal vez), sólo caminaré <sigo sin la certeza de qué dirección será> y entonces será que por fin entregaré el corazón con mis propias manos. Con el gorgotear de la sangre a través de mis palmas, con los recuerdos aún escurriendo desde los codos y con los bolsillos llenos de melancolía. También, llevaré los miligramos de realidad sólo para asegurarse de no tener que enfrentar perturbaciones.

Sueño con dicha situación, esa en la que nos dejamos envolver por la atmósfera, esa misma que nos hace sobrevivir mientras aún mantenemos toda la distancia que ahora se crea por la máquina de letras, por el abismo de una distancia incierta y efímera. El agujero negro de todos los deseos que están corriendo por todo mi sistema. Vengo en busca de la cosmogonía y fisiología que existe en todo tu ser, desde los pies hasta el alma, desde el alma hasta mí...

No tengo miedo en citar sin necesidad de nombrar pues sé que cada una de estas letras que arrastro han de llegar a ti sólo para enajenar de lo lindo tu magín. Y entonces por fin será que podré llenarte de recuerdos, seré cada centímetro de tu piel mientras coloreamos las constelaciones de la mía. Nos miraremos bajo el ocaso y llegará el clímax en el que bastará sólo un momento para callar tus silencios con los míos... Y viceversa...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario