jueves, marzo 31, 2016

Colibrí

Tu belleza me parece inexorable, perfecta e irremediable dentro de mis pensamientos. Anhelo tu cuerpo, tu delicadeza, tu inocencia casi inexistente. Anhelo tus pechos suaves y tus muslos tersos, el clima de tu vientre y tu entrepierna sobre la mía. Anhelo la profundidad de tus labios, las paredes dentro que escurren al ritmo de mis palpitaciones. Anhelo tu respiración arrítmica y tibia jadeante en mis oídos, las marcas agudas y mezquinas de tus agonías. Anhelo llenarte de recuerdos con espasmos llenos de éxtasis.

Tu belleza es el conjunto de bellezas y serenidad que acarreo dentro de mi mente.
Tus pies, tus manos, tus dedos tienen la medida perfecta para embonar con los míos.
Tu piel y tu sangre llevan la temperatura adecuada para calmar mi primavera con tu invierno, mi otoño con tu verano.
Tú y toda tu alma se han hecho para ser despojadas a mordidas, para encarnar la pasión y ser remontadas al cielo.
Tus poros vibran incluso cuando no dices nada, tu ser me pide a gritos, me busca, me encuentra.

Mi cuerpo entero, desde los pies hasta el alma, están aquí deseándote y añorando tu desnudez, queriendo hacerte desaparecer de mi mente y traerte aquí, a mi lado, aclamando la noche que nos queda por concretar...
Entonces te encuentro...

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