martes, marzo 08, 2016

La Crónica

Si pudiera iniciar una crónica de mi vida empezaría hablando del amor, diciendo que mi vida se detuvo cuando viajaba en el transporte público. Diría que conocí a quien sería la chica perfecta, la otra mitad que desapareció hace siglos. Continuaría diciendo que el tiempo se detuvo mientras escuchaba Pablo & Andrea de Yo La Tengo y me atrevería a mencionar que el retraso en la guitarra jamás me ha parecido tan sublime. Podría agregar diciendo que el tamaño de sus manos eran precisamente las medidas para encajar en las mías.

Si pudiera iniciar una crónica de mi día volvería diciendo que el tiempo jamás me ha parecido tan aletargado como hoy, me he preguntado todo el santo día si fui yo quien se movió a destiempo. Diría que en el colectivo me enamoré dos veces sin percatarme de nada más. Hablaría de vanidades y banalidades y mierda y un hatajo de filosofía barata sobre el amor y el romanticismo mal empleado en la actualidad, de los poetas muertos y su resurrección dentro de mí.

Si pudiera iniciar una crónica de mí, hablaría de todo lo que corrompe mi sueño y mi malsano cansancio, les contaría más allá del amor fugaz en el transporte público y de la falta aberrante de pasión. Si en verdad lo hiciera sé que cambiaría todo, incluso tu caminar, daría bocanadas de realidad a sus marginadas y mezquinas mentes.
Si en verdad lo hago sé que será grotesco y obsceno, que crearé tal división que quizá no quieran volver a abrir los ojos, que quizá prefieran dormir eternamente porque no les hablaría de algo tan vano como el amor inexistente en sus malditas condiciones humanas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario