sábado, septiembre 30, 2017

Cohete a la luna

Te vienes a mis pensamientos, desde el primer momento en el que rebozante y ante mi presencia excomulgaste cada uno de mis pecados con tu inocencia. Los detalles son importantes, desde el color de tus bragas húmedas y sujetas a mis dedos, hasta el rechinar de los asientos de piel afines  a nuestro delirio.

Podría comenzar nuestra historia, y digo nuestra porque el éxtasis es tan tuyo como mío, con cada acontecimiento previo, mas, prefiero ir directo al clímax, en el que me veo caminando ávido en mis pensamientos de cualquier muestra irracional de nuestros instintos. Caminando por un sendero frío y obscuro, pensando en esa manera en la que te haría mía, sujetándonte con tal delicadeza que dejarías marcas de placer sobre mi espalda. Nos encontramos según lo acordado con un rumbo ya establecido que ahora he dejado olvidado dentro de la camioneta.

-He esperado por ti,- me susurras con baja voz mientras me acerco a ti- probablemente llegaremos tarde.- Continúas mientras me reclino sobre el descanso junto al asiento de piel. Una vez ahí vuelvo a mirarte, desde los ojos hasta la tersa piel que se muestra bajo tu falda, debo admitir que tienes unas piernas hermosas, me he enamorado al instante, y mientras te acomodas un poco para continuar con la plática, tu falda negra se ha recorrido un poco dejando menos espacio para mi imaginación y más para la realidad. Entonces tú notas que estoy mirando justo entre tus piernas donde apenas se alcanza a percibir en donde terminan tus muslos y comienzan los pliegues de tu coño. -¿Qué miras?- me has dicho con cierto asombro e incitación. –Nada.- he respondido y mientras termino de gesticular la última letra nos miramos lascívamente, entonces tus labios se humedecen con el filo de tu lengua.

Basta de represiones me digo mientras me lanzo sobre ti y comienzo a besarte intensamente, a contra cortar tu respiración con la mía. Puedo sentir tus dedos resbalando sobre mí buscándome, encontrándome. Mis manos aún un poco lentas y aterradas se han postrado sobre tus muslos resbalando bajo tu falda. –Nos van a descubrir.- Me has dicho entre tu respiración ahora agitada. Sin soltarnos, yo de tus muslos y tus nalgas, tú y tus manos que ahora se encuentran dentro de mi pantalón, nos acercamos a la puerta para cerrarla. ¿Pasa el tiempo? No lo sabemos, nuestros sentidos están fijos en el sexo de nuestra compañía, he comenzado besar tímidamente el borde de tu cuelo, ese mismo que termina con tus clavículas, mientras mis manos han encontrado más de ti. Te despejo de todo lo que pueda parecer un obstáculo mientras has comenzado a rozar tus labios sobre mi cuello, tus manos me han encontrado un tanto atemorizado y tenaz, entonces acaricio con mis dedos tus labios, los cuatro, abriendo lentamente tu intimidad. Nuevamente me miras y susurras a mi oído –No te detengas.- mientras tus cierras los ojos y comienzas a sujetarme fuerte por la espalda.

-No hay marcha atrás, sé que debo follarte.- Te he dicho mientras sujetas entre tus manos mi miembro, has comenzado un movimiento, un subir y bajar perpetuo mientras estoy desabrochando tu sostén con mi mano derecha mientras la izquierda sigue oculta en tu entrepierna. No importa nada más, estoy dispuesto a despojarte de ti misma tanto como tú a mí, me he reclinado un poco más dejándote espacio para colocar tus piernas alrededor mi cuello mientras me sumerjo en tu coño –No te detengas.- has dicho una vez más, con desesperación y ansiedad mientras tus manos se colocan sujetando mi cabello fuertemente. Tus gemidos parecen venir de una tierra desconocida y misteriosa, es algo que percibo también mientras te acaricio con mi lengua, y lentamente comienzo a subir hasta tu boca, para entonces tu falda está tan levantada. Te tomo por la cintura y te doy media vuelta mientras me coloco sobre ti. Te sujeto por el cabello y por el cuello con una mano mientras te penetro y comienzo a moverme como una anguila sin cesar. El estruendo es tal que debo colocarte una mano sobre la boca para evitar que alguien nos sorprenda, mientras te estoy follando sigo explorando toda tu geografía, tus ríos y valles y montañas y lagos, todo tu universo, el cual está colapsando con el mío. Tu piel es suave y delicada, la puedo sentir con cada movimiento, me gusta tocarte y explorarte, encontrar cada punto donde se pierde el origen del control y la razón.

Preferiría no entrar en más detalles y quedarme con la colisión que creamos mientras juntos, y por un instante, brillamos al filo de la media noche…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario